Valentín Ortiz: “La convivencia entre los presos de Topas ha mejorado gracias a los módulos de...

El Centro Penitenciario de Topas nació en el año 1995. Su infraestructura está diseñada para albergar de forma óptima a 1.008 reclusos, divididos en 14 módulos conformados a su vez por 72 celdas individuales.

Valentín Ortiz Martín es el delegado en el Centro Penitenciario de Topas de la Agrupación de Cuerpos de la Administración de las Instituciones Penitenciarias (ACAIP). Asegura "que vienen denunciando las deficiencias que han surgido éstos últimos años en la prisión de Topas". El año pasado se destinaron cinco millones de euros para cubrirlas y, de este modo, secciones como la cocina, lavandería o el suministro de gas se han renovado.

No obstante, el dinero se centró especialmente para algo con mayor peso como el problema del sistema de cierre de las celdas. "Las puertas de las celdas de algunos módulos no ejercían la fuerza suficiente y había ciertos reclusos que consiguieron abrirlas y acceder a la galería de su módulo. Esto suponía un problema para la integración de los otros reclusos y para la seguridad de los funcionarios de vigilancia" explica.

Programas de reinserción y rehabilitación

La cárcel cuenta con ciertos módulos de 'respeto'. Los internos que quieran participar en ellos tienen que cumplir con una serie de actividades. De esta forma se mantienen activos y se les facilita todos los medios para mantenerse ocupados. Como beneficio penitenciario obtienen ciertas recompensas como el adelanto de permisos o de libertad condicional.

Valentín Ortiz afirma "que ha mejorado la convivencia entre los presos gracias a los módulos de respeto siendo cada vez más los participantes. El interno ve la salida al final del túnel. No obstante, los programas de reinserción están destinados para aquellos que verdaderamente lo quieran tener. Por desgracia, hay algunos que nacen en un medio hostil y nunca consiguen una reinserción real. Otros simplemente no quieren colaborar y dedican su tiempo a pasear por el patio". El centro también cuenta con dos módulos de rehabilitación denominados UTE. A través de los mismos se trata a internos drogodependientes.

El número de reclusos en Topas decrece

En el año 2009 la prisión contaba con cerca de 2.000 internos. Este número se ha reducido en torno a 1.000 presos. El delegado de ACAIP afirma "que se trata de un número todavía elevado. Desde la organización se intenta dar cumplimiento a la Ley Orgánica General Penitenciaria donde el interno tiene derecho a una celda individualizada. No obstante en estos momentos las celdas están preparadas para tener a dos reclusos".

Controversia islámica

La prisión cuenta con un porcentaje de internos extranjeros que ronda el 75% y muchos de ellos son de origen musulmán. En el año 2004 se demostró que había células de grupos islamistas radicales en la prisión. Algunos presos estaban agitados ya que en ciertos módulos se imponía la religión islámica. Con el paso del tiempo se ha conseguido disgregar esos núcleos para evitar futuros problemas. Hoy en día no existe ningún conflicto al respecto.

Drogas

El delegado considera muy controvertido el tema del contrabando. Ha explicado "que los presos tienen mil formas de pasar droga al interior y muchas veces los funcionarios se ven con las manos atadas. Una forma clásica de introducirla es a través de las conversaciones íntimas entre presos y familiares realizadas los sábados y los domingos. Son los propios familiares con métodos estratégicos los que a través de ciertos objetos o escondidos en su cuerpo pasan las drogas, en ocasiones el funcionario no puede detectarlas ya que por derecho no se pueden hacer chequeos exhaustivos. Otro método es el mecanismo que utilizan los propios internos cuando salen de permiso al exterior. Utilizan la excusa para esconderla en el interior de su cuerpo. Como medida más eficaz utilizamos sistemas antidroga caninos".

Relación funcionario-interno

Según Valentín Ortiz, el historial delictivo suele ser contrabando y robo. Hay casos especiales de personas inadaptadas, pero suelen ser mínimos. A raíz de esto se intuye que no son presos con delitos macabros. Es cierto que una de los trabajos más 'molestos' es la continua revisión de las celdas. No obstante, asegura "que no existen conflictos graves entre los funcionarios de vigilancia y los prisioneros, todos saben sus límites y las normas a cumplir. No existen medidas represoras para mantenerlos atornillados continuamente. El verano suele ser más agitado para ellos, pero nunca llega la sangre al río".