La niña deja los estudios

Sara se ha quitado un peso de encima cuando le ha dicho a su madre que no quiere seguir estudiando, que ha vuelto a suspender casi todas las asignaturas ahora en junio y no está dispuesta a pasar otro verano encerrada como el año pasado, por una carrera que eligió su padre y no ella.

Su madre es ahora la que ha perdido el sueño, aunque su marido al final entra en razón, tiene mucho carácter y un pronto muy fuerte, una herencia de su padre, como el negocio de la familia, por el que se empeñó en que Sara estudiase empresariales, él trabajó desde los 14 años con su padre, sabe llevar la empresa, y lo hace bien, de hecho dice que no sabe hacer otra cosa, pero su deseo es que su pequeña lo haga mejor que él, por eso insistió en que estudiase la carrera que él no pudo, ¿cómo le dice ella ahora que la niña deja los estudios?

Sara tiene 21 años, quiere conocer mundo, viajar al extranjero, aprender idiomas, en realidad le gusta la empresa familiar, lo que no le gusta nada es la carrera. Tiene muchas ideas para exportar el producto, unos jabones artesanales que cree que se venderían de maravilla en cualquier capital del mundo, le gustaría convertir la empresa en una franquicia, ha visto en internet una empresa de Marrakech que trabaja con esencias naturales y quiere ir a visitarla este verano, pero no ve necesario acabar la licenciatura, piensa que hay estudios más específicos, y que en Salamanca ni aprende idiomas ni adquiere experiencia para lo que quiere hacer.

Lo cierto es que Jaime, el padre de Sara aún no sabe nada, ni de los suspensos, ni de las intenciones de Sara, ni de que Carmen, su mujer, lo sepa, eso si la nota rara, pero cree que es porque salen de viaje en unos días y eso siempre la pone nerviosa.

Carmen no sabe como afrontar la situación, además Sara no le ha contado sus ideas, ni lo que quiere hacer, sólo le dijo que no estaba dispuesta a vivir la vida que quería su padre y no ella, y que se pensaba marchar con su novio a Marruecos el mes de agosto.

Con este escenario entenderán ustedes que depende de cómo se gestione el conflicto dependerán también los resultados, así que si Jaime, Carmen y Sara se posicionan y no se escuchan, o responden a la defensiva, se sienten juzgados por los demás,..., es fácil que las cosas no vayan bien, que las relaciones entre ellos se deterioren, disminuya la confianza y, llegados a un extremo, la empresa cierre cuando Jaime se jubile, dejando sin trabajo a los cuatro empleados que tiene, pero si se escuchan y tratan deponerse en la piel del otro, colaboran y confían entre ellos, el final puede ser muy diferente y con seguridad mucho más satisfactorios para todos, aunque probablemente el pronto de Jaime no hay quien lo evite.

Por cierto, por si no lo sabía, en este tipo de situaciones la mediación es muy útil.