Sentido pregón de Ana José Crespo en una noche llena de ‘glamour’ y muy taurina

PREGÓN DE ANA JOSÉ CRESPO CUADRADO

Buenas noches a todos.

Me van a permitir que comience dando las Gracias al Sr. Alcalde como representante del Ayuntamiento, por haberme invitado a pregonar las Fiestas patronales de Santiago Apóstol de Sobradillo. Como persona vinculada desde siempre a este pueblo, me siento muy honrada de participar en los festejos de este año con la lectura de estas palabras.

Sobradillo, para mí, ha sido desde siempre el pueblo de mi padre y de mi familia paterna. Aquí nació mi abuelo, y aquí vivió después de jubilarse instalándose con parte de su familia en la casa de la Corredera. Aquí volvían a visitarle los hijos que marcharon del pueblo y nacieron sus dos primeros nietos y aquí veníamos en vacaciones mis padres, mi hermana y yo, coincidiendo todos en la casa del abuelo... y por todo eso yo sentía que éste era el pueblo de mi padre, porque aquí se reunía su familia y aquí estaban sus padres, su hermana, su casa...

Con el paso de los años, me fui dando cuenta que el pueblo de uno, no solo es el pueblo en el que están sus mayores, sino el pueblo en el que, de una manera u otra, uno echa sus raíces y desarrolla sus afectos?. Por eso yo me siento parte de este pueblo.

He venido a Sobradillo desde que soy muy pequeña, todos los veranos de mi vida, alguna Semana Santa y alguna que otra Navidad y en mi memoria se amontonan muchos recuerdos...

Recuerdo los veranos en la casa de la Corredera, las mañanas comenzando con la excursión al caño a buscar agua, el sonido del cornetín del alguacil anunciando los bandos que iba recitando por las calles, las tardes con mi hermana y otras niñas jugando en la calle desde que amainaba el calor y hasta que caía el sol, las meriendas de golosinas con nuestras amigas en el Peño Gordo, las pequeñas excursiones al campo recogiendo moras en los caminos y viendo en el horizonte el esqueleto del Convento de Santa Marina La Seca, las vueltas interminables aprendiendo a montar en bicicleta en la pista del Castillo, que entonces era un desvencijado castillo vacío por dentro, los chicos jugando al frontón contra una pared que era la cara oculta de la Torre del Homenaje y perdiendo la pelota en el Pozo de las Monedas...

Recuerdo ver a gente trillando en las eras, ver casi cada tarde un rebaño de cabras atravesando el pueblo, ver la boyada en las inmediaciones de los nueve caños, ver como maduraban los huertos y las vides....

Y recuerdo las noches tomando el fresco, sentada en el pollo de piedra de la casa de mi tía, junto a ella, viendo como pasaba la gente, en un continuo desfile, unos hacia el bar, otros hacia la carretera, las conversaciones sin prisas con unos y otros y la pregunta de siempre"¿qué? ¿han venido tus sobrinas?" y la respuesta feliz, "si, las de Justo."

Y los domingos, las campanas anunciando la Misa, el paseo de los vecinos con sus mejores galas camino de la Iglesia, las niñas arregladas con los vestiditos de lazos saludando a D. Ángel por la calle, los corrillos y las charlas en la puerta de Santiago Apóstol, las compras de golosinas en el puesto de David..?

Y pasados unos años, recuerdo largos paseos por la carretera compartiendo confidencias con las mismas niñas con las que compartía juegos de pequeña, hasta las eras, hasta los nueve caños o hasta el camino del Sierro ? recuerdo las primeras cañas en el bar de Pisón, las noches en la Ermita del Nazareno frente a las Cruces con los chicos, escuchando en los radiocassetes la música de los ochenta, las excursiones nocturnas de bromas y risas llevando a algún visitante despistado a cazar gamusinos, las primeras Fiestas de Santiago, las procesiones, las tardes de capeas con los amigos, subidos a carros de madera, las noches de verbena en la pista del frontón, el mes de agosto con el implacable calor, las Fiestas de San Lorenzo y el olor a tierra mojada de la última quincena de agosto que presagiaba el final del verano.

Y aparte de los recuerdos, en este pueblo también se asientan mis afectos. En Sobradillo han vivido y ahora descansan parte de mis mayores, aquí conocí de niña a mi compañero de vida y con él a toda su familia que desde entonces también es mi familia, y aquí he encontrado a parte de mis amigas y amigos, los yeyés y los mayores, los de siempre y los que con el paso del tiempo han ido llegando de la mano de los primeros, los que siempre han vivido en el pueblo y los que a día de hoy seguimos viviendo fuera y regresando cada año. Todos compartimos desde hace ya décadas el hornazo en Semana Santa, las largas tardes y noches del verano, las tertulias y las cañas en las terrazas de la Tinaja, del Raimundin, del bar del Castillo, las comidas, las cenas, las excursiones, los pinchos de los domingos, las bienvenidas, las despedidas, los momentos buenos y los menos buenos, y me atrevería a decir que sentimos nostalgia del pueblo cuando no estamos y que deseamos que lleguen las vacaciones para volver.

Y con unos y otros he conocido y he vivido algunas de las tradiciones de este pueblo, cantando el presente con las mujeres de Sobradillo a las novias en las bodas, como en su día me lo cantaron a mi, colaborando en una vendimia en un triste septiembre en el que compartí el esfuerzo de la gente en el campo, participando en las procesiones de la Semana Santa, acompañando a la mejor de las mayordomas en la fiesta de la Santa Cruz en el primer fin de semana de mayo o disfrutando con los amigos del calor que desprende la quema de la capachera en los primeros días de diciembre.

Y hoy, el pueblo ha cambiado en parte, ahora la Torre del Homenaje del Castillo, luce desvestida del cemento que la cubría cuando yo era una niña, en su interior se aloja la casa del Parque y desde lo alto del torreón se puede contemplar el pueblo entero y el campo que lo envuelve. Ahora, junto a la Ermita del Nazareno hay un parque donde juegan los niños, la plaza de toros es desmontable, los bandos se difunden por megafonía desde el Ayuntamiento y hay alojamiento rural y restaurante?.. y sin embargo, el pueblo, no ha perdido su esencia, los niños siguen jugando en la calle, el tañido de las campanas continua precediendo a las misas, los vecinos se siguen parando a conversar sin prisas y se conservan las tradiciones, se cuidan con respeto nuestras ermitas, la ermita de San Sebastián, la del Nazareno y la del Cristo de la Cuesta, y las imágenes que las habitan y que habitan nuestra Iglesia, que se procesionan en Semana Santa, en la fiesta de La Santa Cruz, en los portales del Corpus, y como no, en la Fiesta de Santiago Apóstol.

Y termino destacando una cualidad de Sobradillo, somos un pueblo hospitalario, de gente acogedora, desprendida, generosa, que recibe con afecto al visitante y le hace un sitio, y muy especialmente en las Fiestas de su Patrón, en estos días en los que Sobradillo, es fiesta, celebración, entretenimiento, diversión y alegría compartida con familiares y visitantes, y en esta idea de continuar un año más compartiendo las celebraciones y la fiesta, demos inicio a los festejos, les agradezco a todos su presencia y les deseo a todos, vecinos y visitantes, familia y amigos, que disfruten de la capea, que disfruten de la verbena, que disfruten de la fiesta, y como buenos sobradillenses que disfruten de la vida.

Nos vemos en la fiesta.

Viva Sobradillo¡¡¡

Sobradillo, 24 de julio de 2014.

Ana Jose Crespo Cuadrado.