Beato Damián Rodríguez Pablos

Damián Rodríguez Pablos fue un religioso Carmelita Descalzo, que profesó en esta Orden Religiosa con el nombre de Damián de la Santísima Trinidad. Quiero rendirle, desde estas páginas, mi particular homenaje de admiración, de respeto y de cariño, porque aunque no le conocí, pues yo nací muchos años después de su muerte, me he enterado que era mi tío.

Damián nació en el Pedroso de Armuña. Me han contado que su padre, Evaristo Rodríguez, natural de este pueblo, iba por Tardáguila, mi pueblo, a vender patatas en aquellos años finales del siglo XIX. Allí conoció a Lucía Pablos de la que se enamoró y con quien se casó. De esta unión nació Damián y otra hija llamada Antonia.

Lucía Pablos era hermana de mi abuelo Antonio Pablos, por tanto tía carnal de mi padre y Damián primo hermano. Como en los pueblos manejamos bien los parentescos, Damián era tío segundo mío, aunque yo no hubiera nacido.

Trabajó como labrador en el pueblo hasta que se alistó en el Ejército y en 1920 ingresó en la Guardia Civil, donde no estuvo mucho tiempo pues siendo hombre muy religioso ( como era la familia de los Pablos, al menos ) ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos en el convento de Tarragona, donde ejerció labores de portero y bibliotecario. Allí le sorprendió la guerra y los que entonces "PODÍAN" llenaron las cárceles de religiosos y gente que les molestaba por ser creyentes y cuando las cárceles estuvieron abarrotadas, habilitaron barcos como prisiones y los hacinaron en las bodegas como si fueran ganado. Damián estuvo prisionero en las bodegas del barco " Rio Segre", hasta que el 11 de noviembre de 1936 lo fusilaron, junto a otros religiosos, contra las tapias del cementerio de Torredembarra. Su cuerpo fue hallado e identificado tiempo después en una fosa común en el mismo Torredembarra.

El pasado 13 de octubre, en Tarragona, fue beatificado junto a otros 521 religiosos, asesinados durante la guerra civil por el terrible delito de ser buenas personas. Es la justicia que ejercen los que "PUEDEN".

Esta memoria histórica no les interesa a los Monederos, Iglesias y otros de tal catadura moral. Lo que sus antepasados ideológicos hicieron era justo y necesario. Lo que ellos puedan hacer, seguramente también. No les perdamos de vista y andemos cautos.

Estoy orgulloso de contar en mi familia con un antepasado como el BEATO DAMIAN DE LA SANTISIMA TRINIDAD. Y a él me encomiendo cada día.