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De Salamanca a Huaraz, un viaje hacia la solidaridad con la infancia en los Andes
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LA ASOCIACIÓN TURMANYÉ TRABAJA PARA APOYAR A LOS NIÑOS QUE DEAMBULAN POR LAS CALLES

De Salamanca a Huaraz, un viaje hacia la solidaridad con la infancia en los Andes

Actualizado 18/07/2014
Jaqueline Alencar

Desde la capital del Tormes se ayuda al sostenimiento de un taller de artesanía textil y una Casa-hogar infantil, que acoge a menores en situación de desamparo, orfandad o víctimas de violencia física y sexual. Los voluntarios salmantinos de la organizaci

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La ayuda al desarrollo de las comunidades más desfavorecidas avanza. Y dentro de ese proceso solidario las organizaciones procuran el seguimiento de los proyectos que apoyan. Es el caso de la asociación cristiana Turmanyé, cuyos miembros en Salamanca, junto a personas, organizaciones e instituciones de toda España y a través de Alianza Solidaria que tiene sede en Barcelona, canalizan los fondos, recaudados en mercadillos, cena solidaria y otras iniciativas, hacia estas actividades socioeducativas y de cooperativismo. La colaboradora de SALAMANCArtv AL DÍA, Jaqueline Alencar, relata para los lectores de nuestro periódico digital la visita que realiza por tierras andinas para impulsar los proyectos que se sostienen con fondos de los salmantinos.

Fue en el año 2011 que pisé por primera vez Huaraz, capital del Departamento de Ancash, en Perú. Quedé impactada por la labor realizada a través de la Asociación cristiana Turmanyé, la cual está apoyada entre otras organizaciones por Alianza Solidaria, brazo social de la Alianza Evangélica Española. Uno de los programas a destacar es su Casa-Hogar a través de la cual se acoge a menores en situación de desamparo, orfandad o víctimas de violencia física y sexual. Es innegable la existencia en la ciudad de familias disfuncionales, con padres ausentes o presentes pero alcohólicos, machistas y abusivos; niños que deambulan por las calles como mendigos o como vendedores ambulantes, lustrabotas o limpiadores de coches.

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Pude comprobar que ante esta compleja realidad social, Turmanyé era como un oasis en medio del desierto por el admirable trabajo que realizaban los voluntarios de la asociación, que buscaban que esos niños pudieran abandonar la situación de riesgo social y vieran cubiertas sus necesidades físicas, emocionales y espirituales.

Ahora, junto a mi familia, y muy entrado el mes de julio, volví a Huaraz. En un autobús-cama recorrimos los 400 kilómetros que separan Lima de esta ciudad andina. Nos instalamos en el primer piso del bus para degustar una bebida caliente y un trozo de bizcocho. Es la primera muestra de hospitalidad. Ya en la ciudad, después de 8 horas de viaje por escarpadas montañas, nos recibieron Jesús Espinola y su esposa Mª Jesús Hernández, médico zamorana, hasta hace poco directora de la ONG cristiana Turmanyé.

Con profunda emoción pudimos visitar de nuevo la Casa-Hogar de la mano de su nueva presidenta, la misionera española Elisabet Stunt, quien nos explicó que pretenden "iniciar un nuevo proyecto, financiado por el gobierno de Finlandia, con el objetivo de sensibilizar a los agentes que participan en la protección de la niñez (jueces, policía, autoridades locales, etc.) y la sociedad en general, recordándoles sus roles, tomando conciencia de que hay una niñez en riesgo y que les corresponde afrontar su parte". También nos comentó que todos están acostumbrados a que existan niños en la calle, que sus progenitores los abandonen y se desentiendan de ellos, pero que en ningún momento han tenido la iniciativa de hacer suya esta problemática y colaborar juntos en su solución. Además, recalcó que "hay una legislación vigente, pero que no se cumple". Consecuentemente "un primer paso es conocer la ley, difundirla y luego que cada uno la practique o exija que se practique".

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Es evidente que la nueva situación por la que atraviesa el Perú ha traído cambios y todas las instituciones y organizaciones deben estar a la par de ellos. Y es lo que la Asociación Turmanyé intenta hacer con esta nueva visión de tratar la problemática respecto a la infancia. Y aclara Elisabet Stunt que las dificultades en la protección de la niñez no solo están relacionadas con la pobreza, como se había venido considerando, sino también con las familias, como se ha señalado anteriormente.

En tal sentido, la institucionalización de los niños no es la solución para resolver el problema, por ello hay que estudiar lo legal para elaborar estrategias que impidan que los niños pasen toda su vida en una Casa-Hogar. Esta no es la panacea, solo una situación de paso. No obstante es necesaria para paliar sus circunstancias, así que también pudimos ser testigos del inicio de las obras de construcción de una segunda Casa-Hogar para los niños en riesgo de exclusión social. Aunque todavía se necesitan completar los recursos necesarios.

En la actual Casa-hogar nos encontramos a las niñas pequeñas que iniciaban su almuerzo. Hay caritas nuevas, cada una con su historia.

Turmanyé lleva ya 14 años actuando en Huaraz, lo cual le da toda la autoridad para considerar que los niños deben acabar en un núcleo familiar. Mientras tanto, los pequeños reciben el cariño y la atención por parte de esas mujeres que no dudan en ejercer como madres de unos niños que no llevan su sangre pero sí su amor.

En el mismo edificio visitamos el Taller de Artesanía textil donde trabajan más de 20 madres que tejen con estándares de calidad prendas de vestir en finas fibras de alpaca, obteniendo así sus ingresos económicos mensuales por las prendas que tejen, las cuales se venden en el mercado local y se exportan a países como Finlandia y Alemania, España.

Ha sido de gran satisfacción constatar que el apoyo de personas, iglesias y organizaciones que desde España se canaliza hacia Huaraz está marcando la diferencia en la vida de cada niño que llega a la Asociación Turmanyé. Concretamente, desde la iglesia del Pº de la Estación de Salamanca, se llevan 8 años organizando mercadillos, cenas solidarias y otras iniciativas destinadas a captar fondos para colaborar con esta valiosa labor.

Jacqueline Alencar

Huaraz, 'amanecer' en quechua

Huaraz (en quechua ancashino: Waraq 'Amanecer'), fundada como San Sebastián de Huaraz, es una ciudad peruana, capital del distrito y provincia homónima y del departamento de Ancash. La zona metropolitana que abarca parte de los distritos de Huaraz e Independencia está ubicada en la parte central del Callejón de Huaylas y al margen derecho del río Santa, a una altitud media de 3050 msnm; cuenta con una extensión de 8 km² y una población de 123.915 habitantes en 2014, lo que la convierte en la segunda ciudad más poblada del departamento, y la segunda más importante en población y actividad económica de los andes centrales del Perú, después de la ciudad de Huancayo, ubicándose en el puesto 22 de las ciudades más pobladas del país. Popularmente Huaraz es conocida como la Suiza peruana, por estar situada alrededor de las imponentes montañas nevadas de la Cordillera Blanca.

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Los orígenes de la ciudad se remontan a la época pre inca, con el desarrollo de los primeros asentamientos humanos alrededor de los ríos Quilcay y Santa; su fundación española se llevó a cabo en 1574 como reducción de indios.1 Durante la independencia del Perú, la ciudad acogió y abasteció al ejército libertador con equipos y materiales militares, ganándose así el apelativo emblemático de "La muy noble y generosa ciudad de Huaraz" dada por el libertador Simón Bolívar. En 1970 el 95% de la ciudad quedó destruido por el terremoto que asoló la región Áncash en que fallecieron aproximadamente 20.000 huaracinos, por esta razón y a partir del despliegue de la colaboración internacional que se dio para el socorro de las víctimas recibió el nombre de Capital de la Amistad Internacional. Este suceso natural re-configuró totalmente la distribución socieconómica de la ciudad, que se conforma, en la actualidad, en gran parte por familias migrantes llegadas de diversos pueblos del interior del departamento.

La actividad económica huaracina se apoya en la agricultura, el comercio y el turismo, con gran presencia de este último pues concentra el mayor porcentaje de infraestructura turística de la sierra ancashina; siendo el punto de arribo para practicantes de deportes de aventura y de alta montaña en los nevados de la Cordillera Blanca y la Cordillera Huayhuash, así como los recorridos hacia los complejos arqueológicos de Chavín de Huántar, Huilcahuaín y toda la Sierra Oriental de Áncash.

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