Perú, un destino más allá del turismo

Apenas aterrizas en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima, y ya sientes el movimiento imparable que se está dando en este país andino. La circulación de los cientos de vehículos que uno va viendo en una ciudad de 10 millones de habitantes denotan la perseverancia para buscar el sustento de todos los días. Las estadísticas nos dicen que Perú tiene crecimiento sostenido de un 5% desde hace más de una década y esto se nota en el boom de la construcción, en las grandes inversiones llegadas de países extranjeros, las profundas reformas educativas acompañadas de cuantiosas inversiones públicas para mejorar salarios de profesores e infraestructuras educativas.

Hay que reconocer que la hospitalidad es una virtud del pueblo peruano, y se evidencia en la apertura hacia los oriundos de otras latitudes que llegan al país en busca de mejores horizontes. Satisfacen los datos que muestran que, en los últimos años, unos 30 mil españoles tienen un puesto laboral en Perú. Emocionante fue el encender el televisor y oír un acento español de la presentadora de un programa; luego compruebas que no se trata sólo de un periodista sino de unos 20. Un experto en el tema comenta que Perú necesita 400 mil técnicos y profesionales cualificados. Además, se está reformando las legislación migratoria para facilitar la entrada de estos. Es de destacar la inexistencia de obstáculos cuando se trata de valorar la calidad profesional de los extranjeros que llegan con ganas de desarrollar sus talentos y capacidades.

Proliferan los centros comerciales de porte similar a los de las grandes ciudades europeas. No hay duda de la rentabilidad de los mismos cuando lees los nombres de firmas como Mango, Zara, Desigual, Adolfo Domínguez, entre otras muchas. En varios supermercados puedes encontrar un vino Rioja o Ribera del Duero; un Codorníu o un jamón ibérico, entre otros muchos productos que sirven para mitigar la nostalgia.

El desempleo en Perú alcanza el 7% (INEI), no obstante y siendo realistas, también hay que señalar que en América Latina y el Caribe la informalidad en el trabajo alcanza a alrededor de 130 millones de personas, 6 de cada 10 jóvenes que acceden al mercado de trabajo lo hacen en empleos informales. Perú no es una excepción aunque este fenómeno se da en menor escala.

Vemos a un país emergente que intenta salir de la inestabilidad social, económica y política en la que estuvo estancado durante largos años. A Perú le queda todavía mucho camino por recorrer para minimizar la brecha entre ricos y pobres, de modo que los avances vayan revirtiendo en todas las capas de la población.

Texto y fotos de Jacqueline Alencar