Dependientes

Vivimos 'dependientes de'. Dependiendo de los bancos, dependiendo de la economía, dependiendo del jefe, dependiendo del corrupto de turno, dependiendo del euribor, dependiendo del Papa, dependiendo de Al qaeda, dependiendo de todo, menos dependiendo de nosotros mismos. ¡Qué triste!

Estamos en medido de un sistema, que por mucho que queramos acotarlo en un ámbito local o nacional o de un momento coyuntural en el que todo esta justificado por una crisis, por la economía o por un momento social, va mucho más allá. Es un sistema supranacional, global, planetario, en el que las cosas dependen de la energía, de la tecnología que nos van soltando con cuentagotas, del control de natalidad de los chinos, de los fabricantes de armas, de los fabricantes de guerras, y de los cuatro verdaderamente poderosos que dominan el mundo.

Ya sé que no descubro nada nuevo, pero es que en realidad somos absolutamente dependientes de todo ello y lo malo es que ni siquiera en nuestro entorno más íntimo hacemos nada por evitarlo. Deberíamos estar más seguros de que el mundo, o al menos nuestro mundo está más al alcance de nuestra mano y en algo pasa y es dependiente de nuestras propias decisiones.

Unos poquitos, ¿quiénes?, ¿las monjitas de clausura?, ¿los colgados del crack?,¿los padres de familia que quieren inculcar verdaderos valores a sus hijos?, ¿los futbolistas galácticos?, ¿los artistas que viven ensimismados con su musa?, ¿los ermitaños?, ¿los bohemios?, ¿los que entregan su vida a los demás?, ¿las tribus del Amazonas?... No sé si esos, algunos de esos, o ninguno y tal vez sean otros, pero desde luego el resto estamos jodidos, manipulados, subyugados y dependiendo de los movimientos de unos cuantos que deciden por nosotros.

A nuestro alcance está la oficina en la que trabajamos, la sucursal del banco en que tenemos domiciliada la nómina, el supermercado que nos pilla más a mano, el baretillo al que vamos a tomar el aperitivo y el colegio de nuestros hijos. Todo lo demás no lo alcanza nuestra vista y todo lo que alcanza está a su vez muy lejos de aquello que nosotros podamos controlar.

La globalización trajo consigo todo esto, Se veía venir, o tal vez no, pero vino y ahora si que no tenemos más escapatoria que a nuestro nivel, en nuestra parcela, y en nuestro entorno hagamos con aquellas cosas que tanto defendemos de boquilla, y en que las apliquemos, en lo nuestro, en lo doméstico.

No seamos más corruptos ni más pillos que los otros en nuestro trabajo, no seamos más egoístas que lo que seríamos con nuestra familia, no seamos más socialistas que seríamos con nuestro vecino del bloque, ni más fascistas que lo fuésemos con nuestra suegra. Seamos nosotros mismos, hagamos aquello que nos sale del corazón o de los testículos sin tener tanto miedo a lo que cuatro sopla gaitas nos digan que debemos hacer. Esta es y será la única manera de cambiar el mundo. Ellos saben muy bien lo que hacen, siempre han sabido que migajas darnos para tenernos callados.

Por favor que no suene este artículo a soflama libertaria, pero empecemos de una vez a tener más personalidad y a defender un mundo mejor.