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Francisco Javier Moro llega a la mayordomía de San Cristóbal y pone el final a las fiestas
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FIESTAS PATRONALES

Francisco Javier Moro llega a la mayordomía de San Cristóbal y pone el final a las fiestas

Actualizado 14/07/2014
Redacción

GUADRAMIRO | Los cofrades asistieron a la entrega de la vara al nuevo mayordomo y al convite de productos de la tierra

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Los integrantes de la Cofradía de San Cristóbal, Hermandad cuya existencia se remonta al menos tres siglos atrás, fueron los encargados de poner el punto final a las fiestas en Guadramiro, celebraciones que comenzaron el pasado viernes y que han discurrido a lo largo del fin de semana con una gran animación.

Tras la misa de cofrades oficiada en la eremita Virgen del Árbol, Ángel Pablo Calles Juan, que durante el último año ha ostentado la Mayordomía del Patrón, hizo entrega de la vara de mayordomo a Francisco Javier Moro Criado, cargo que ocupará por un año con Alonso Calderón como ayudante.

Concluidos los actos religiosos, los cofrades se trasladaron a la planta baja del Ayuntamiento para celebrar el tradicional convite ofrecido por el nuevo mayordomo, evento en el que no faltaron dulces, chochos y el vino, además de refrescos, y con el que la Cofradía, actualmente integrada por 36 cofrades, se despedía de las fiestas hasta el año próximo

Devoción a San Cristóbal durante casi cinco siglos

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La devoción de los habitantes de Guadramiro a este 'gigante', como así se le conoció en vida, se remonta hace casi quinientos años. La Imagen, realizada sobre un tronco de nogal negro de una sola pieza, fue obra del pintor y escultor italiano, Lucas Mitata, talla que se remonta al año 1533 y que, contrariamente a lo que aparece en las respuestas del Concejo a las 40 preguntas del Marqués de Ensenada, para su famoso Catastro, su realización costó 300 ducados.

Por ello, su alto coste y las famosas manos que la tallaron hacen suponer de la importancia que cobró entonces Guadramiro, más si cabe, si se tiene en cuenta que se trataba de un Santo 'menor' dentro del culto religioso de sus vecinos, pues un siglo más tarde era la Virgen del Rosario la que ocupaba un lugar preferente en uno de los cuatro altares de la iglesia de San Salvador.

El Patrón de los conductores disponía por entonces de ermita propia, como así la describía el visitador del Obispado de Salamanca a su paso por estos lares entre 1604 y 1620. 'Aquí ay otra ermita de San Xrisptóval muy bien tratada, con su cuerpo de yglesia y capilla, tiene una famosa ymajen de San Xrisptóval de talla dorada que costó trescientos ducados, no tiene renta de consideración'.

Pero tan solo unos años más tarde, en 1748, un incendio en esta ermita obligó a los guadramirenses a llevar a su Patrón a la ermita de Nuestra Señora del Árbol, templo en el que permanece en la actualidad y que relegó a un segundo plano a Santa María del Árbol, nombre con el que anteriormente se daba a conocer a esta 'muy venerada' Talla de origen románico y que fue restaurada en 2004 por el maestro Juan Díez, las mismas manos que hicieron recobrar todo el esplendor a la obra de Mitata.

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