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Amancio, el maquinista del tren del Polvorín
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TESTIMONIOS DE LA TRAGEDIA

Amancio, el maquinista del tren del Polvorín

Actualizado 09/07/2014
Raúl Blázquez

PEÑARANDA | Uno de los hijos del conductor ha narrado las experiencias vividas en la explosión

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Es una de las muchas historias humanas que se escribieron a las 11.20 horas de la mañana del 9 de julio de 1939. Su nombre forma parte del listado de fallecidos durante la explosión del polvorín, un nombre mas, pero hoy y gracias a su familia hemos conocido la historia del hombre que conducía el tren que entro en los andenes de la estación de Peñaranda en el instante de la explosión.

Se llamaba Amancio Felipe Fernández Pulido, tenia 46 años y era el encargado de guiar uno de los pocos trenes que transitaban por nuestras tierras en aquellos tiempos. A través de los recuerdos de aquella fecha, narrados por uno de los hijos del maquinista, hoy octogenario, sus nietos relatan la dureza de lo vivido aquel fatídico día.

Amancio, que así se llaman el hijo del maquinista, recuerda que estando en Salamanca vio la explosión y se dio cuenta de inmediato que provenía de Peñaranda y que allí estaría su padre sin duda. De inmediato volvió casa a buscar a su madre y anunciarle lo sucedido, lo que provocaba una inmediata salida de los dos hacia el tren que se destinaba a traer familiares y ayuda a la ciudad.

El caos se apoderaba de la capital durante las horas posteriores a la explosión, la oscura nube de polvo cubría por completo a Peñaranda, una nube que prosiguió durante muchas horas. De echo ese tren, en el que Amancio hijo y su madre viajaba, llegaba en torno a las 23.30 horas del día 9. La imagen que se mostraron ante ellos a su llegada eran dantescas. Destrucción, vecinos desorientados, fuego, humo y multitud de restos esparcidos por los alrededores. Aquella escena nunca se borraría de su mente. Madre e hijo se mantuvieron en Peñaranda hasta que las labores de identificación de los restos encontrados confirmaron que entre los fallecidos, tal y como presentían, se encontraba Amancio Felipe.

Pero la tragedia se cebaba de manera doble con esta humilde familia ferroviaria ya que, el hijo pequeño de Amancio el maquinista, partió desde la capital andando vía adelante, siguiendo la estela de la deflagración. Consiguió llegar antes que el tren en el que viajaba su familia y las imágenes que se encontró a su llegado le dejo marcado de por vida hasta tal punto que necesito ayuda psicológica durante gran parte de su vida. Falleció sin haber podido borrar el horror de lo visto y vivido.

Esta es una muestra de las muchas historias que ha dejado tras de si el Polvorín, un suceso que lejos de quedarse olvidado en el tiempo, ha ido trasladándose de generación en generación y que a día de hoy continua emocionando a familiares y amigos de las victimas.

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