Alemania humilla a Brasil (1-7)

Brasil ha caído eliminada del Mundial de 2014. Eliminada, pero también humillada. La espectacular goleada lograda por Alemania (1-7) deja fuera al anfitrión y es ya parte de la historia del deporte. Fue una completísima clase de fútbol.

Desde el inicio se vio superior a la Die Mannschaft, que tuvo la posesión, presionó muy arriba y ahogó por completo el juego rival. Fueron continuas llegadas desde el primer instante y un recital de esfuerzo físico y calidad. Sólo 10 minutos tardó Müller en inaugurar el marcador tras rematar a placer en el corazón del área un córner sacado por Kroos y en el que David Luiz perdió la marca (0-1).

Quiso reaccionar la Canarinha. De inmediato salió hacia arriba y apretó mucho más. Sin embargo, no sirvió de nada. Estuvieron lentos, previsibles y totalmente superados. El que más corría era el que ganaba y se notaba quién estaba cómodo y quién echaba de menos a su estrella, lo que parecía que podía ser su única baza en el choque.

A los veinte minutos llegó la goleada. El 0-2 salió de las botas de Klose, que recibió de Thomas, tiró, se la paró Julio César y consiguió meter el remate. Las prisas salieron caras y Kroos, sólo dos minutos después, hizo el 0-3 a pase de Lahm y tras una gran jugada de Khedira. El propio Toni, en un robo rápido, marcó el segundo de su cuenta particular un minuto después (0-4). No se quedó ahí la cosa. A la media hora, Sami, al combinar con Özil, consiguió batir al guardameta con un tiro raso (0-5). La humillación estaba hecha.

Nada pudo hacer entonces el conjunto de Scolari. Estaba rendido. El escándalo estaba servido y se mantenía. El bajón era total. Lo mejor que podía pasar era que el partido acabara cuando antes. Los de Löw siguieron a lo suyo. Por hacer historia, corrieron como si fueran perdiendo ellos y atosigaron siempre la salida de balón. Fue un ciclón imparable, arrasador. Las ocasiones se sucedieron antes del descanso, aunque perdonaron.

La goleada continuó pese a la reacción

En la reanudación se vio otro partido. Brasil cambió. Por el país, por la gente y por su propia honra, los futbolistas se crecieron y buscaron una remontada que sabían que era imposible. En los primeros diez minutos pusieron en apuros a Neuer, que estuvo al nivel de sus compañeros y realizó tres grandes intervenciones. Aunque todo estaba resuelto, él salvaba las llegadas de Paulinho y Ramires, quienes más ímpetu pusieron.

Julio César no tenía la misma suerte. Pese a no tener culpa en ninguno de los goles anteriores, no tuvo su día y fue incapaz de aguantar a su selección, que volvió a caerse y empezó a ver las continuas acometidas de Alemania, nuevamente en modo apisonadora y dando un repaso en todos los sentidos. Müller le ponía más ganas que nada y buscaba una y otra vez la portería contraria.

A veinte minutos del final llegó el 0-6 a cargo de Schürrle, que remató a placer una buena dejada de Khedira, muy activo y llegador en todo el choque. André había entrado en la segunda parte y tenía ganas. Diez minutos después marcó un auténtico golazo tras una buena carrera suya y potentísimo zurdazo a la escuadra (0-7). A partir de ahí bajaron los brazos. Era demasiada humillación.

Contra la goleada, el tanto de la honra. Oscar, en el último minuto de partido y después de un tiempo de transición, hizo el 1-7 en un saque de puerta en el que ganó la espalda a la defensa y batió a placer al portero. Pero sólo era una muestra de compromiso en lo que fue un baño y la mayor goleada sufrida por Brasil en su historia. Alemania ya ha presentado su candidatura al Mundial y espera un equipo que le pueda plantar cara.