La madera cobra vida bajo el perfil artístico de Manuel Bartolomé

Manuel Bartolomé, carpintero de profesión, muestra ahora su faceta más creativa con una muestra de cuadros realizados íntegramente en madera y en la que combina técnicas de marquetería, taracea e incluso parquet para componer sus obras.

La muestra estará disponible al público en el bar El Retiro, de Vitigudino, entre el 28 de junio y el 13 de agosto, y en ella se pueden observar algunas de las imágenes más populares en encierra la comarca de Vitigudino, entre ellas un gran mural de dos metros cuadrados en el que se representa el Pozo de los Humos en dos épocas totalmente distintas. En esta obra, cuya realización le ha supuesto decenas de horas de minucioso trabajo, Bartolomé representa el final del invierno y el estío, dos estampas que confronta en una sola imagen para que el público pueda percibir la máxima realidad de un territorio que ofrece múltiples perspectivas dependiendo de la estación del año.

Para lograr el relieve sobre dos dimensiones, el artista vitigudinense utiliza madera de distintas tonalidades, reproduciendo así sombras mediante la fusión de distintos matices en marrones y tonos ocres, piezas que ensambladas de forma milimétrica confieren al cuadro vida propia ante los ojos del espectador.

Proceso minucioso

La elaboración de cada una de sus obras conlleva un minucioso proceso que comienza con un dibujo de la imagen plasmada en papel. Este dará paso a la fase más creativa con la elaboración del boceto donde se representan cada una de las piezas que llevará más tarde a la madera y que servirán para configuración del cuadro. Sus pinturas no son óleos ni acuarelas, es madera en estado natural, piezas cortadas con la forma necesaria y la máxima precisión, de distintas tonalidades, para que más tarde se reproduzca en el conjunto la sensación de relieve.

Tras el ensamblado de las piezas mediante encolado, el proceso continua con el lijado y pulido del cuadro, para concluir con su barnizado, una capa de resina que protegerá la obra de la intemperie durante años.

Esta técnica, en la que conjuga otras como la marquetería y la taracea, principalmente, viene ejerciéndola desde hace varios años para la creación de pequeñas obras más personales y muebles en cuya decoración ha empleado este procedimiento y que ahora pretende llevar al ámbito artístico. El motivo que le ha empujado a dar este paso es que "apenas se ven trabajos de este tipo", señala, tal vez porque requieren de una gran minuciosidad y constancia, horas y horas sobre una sierra de pelo, paciencia y, lo que es más importante, la imaginación para recrear en tonos ocres una imagen real con una amplia gama cromática.

Arte en estado puro.