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Por mi hija, mato
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Por mi hija, mato

Actualizado 01/07/2015
José Luis Zarza

Cuando la ínclita, por famosa, Belén Esteban puso de moda la frase aquella de "por mi hija, mato", se tornó en una coletilla graciosa que se decía para parodiar la frase de la menciona "princesa del pueblo". Lo que ha ocurrido en León es que una madre ha matado por su hija, o al menos es lo que ella ha manifestado, pues ha declarado que la ha matado por inquina y por el daño que le había y estaba haciendo a su familia. Bueno, por su hija y por su marido y es que una hembra herida puede tornarse muy peligrosa si siente que es acosada aun cuando solo ocurra en sus pensamientos, pero dejemos que la justicia siga su curso y que, después del lógico duelo, vayamos conociendo la certeza de lo que ha sucedido, pues hasta ahora no se nos está informando en su totalidad ocultándose detalles que podrían explicar, que no justificar, el suceso y ya se nos dijo aquello de "la verdad os hará libres" (Jn 8,32). Tal vez por eso en un momento determinado se sintió libre diciendo "la maté por venganza y porque se lo merecía, ha hecho mucho daño a mi familia" y tal vez, solo tal vez, ese día durmió bien en los calabozos policiales, al menos hacía tiempo que no comía tan bien. Obsérvese que ha dicho "ha hecho mucho daño a mi familia", no a mi hija, a mi familia. En fin, veremos.

En todo caso mi intención no es otra que buscar una explicación, reitero que no una justificación, pero sí una explicación de por qué una madre de familia normal, con una vida normal como cualquier otra madre de familia, es capaz de cometer una asesinato tan execrable y además planificarlo durante tanto tiempo.

Pero empezaba con Belén Esteban que mataba por su hija y es que parece que estemos inmersos en una sociedad de violencia inusitada y, obviamente, no me refiero solamente a la violencia física sino también a la violencia institucional, social y política. La violencia se ha instalado en nuestra vida ordinaria de forma imperceptible; hace años la violencia la ejercían los conductores pero la educación acabó con esa violencia, salvo residuos no importantes, sin embargo ahora vemos como los políticos se insultan con cualquier excusa, ya sea en las Cámaras o antes las cámaras y emisoras de radio, hoy por mor de las elecciones europeas y mañana porque toca. Por cierto, ¿hay elecciones europeas el 25 de mayo? porque no se oye hablar de Europa para nada.

Hay violencia en las televisiones donde los tertulianos de determinados programas se insultan, se levantan amenazadores e incluso en algún caso, se pegan en el plató; sin mencionar la violencia de las películas, donde ya no nos conformamos con que el malo muera, sino que vemos como se producen las heridas con sadismo y de forma más explícita que si fueran reales esas lesiones que conducen a la muerte.

Pero la mayor violencia latente que existe en esta sociedad nuestra es la convivencia de la pobreza más extrema con la cantidad de sueldos que algunos acumulan sin ningún pudor, y lo que es peor, sin ningún mérito, pues bien es sabido que los que se dedican a determinada "profesión" solían ser los mediocres de nuestras aulas, cuando iban a ellas, pues muchos hay que ni siquiera ostenta formación alguna.

Violencia es que la sociedad tenga que asumir los robos de los distintos casos eres o gurtel en los que se hablan de millones de euros; sí, de millones, no de miles de euros, de millones. Y violencia son las subordinadas y preferentes sin que haya habido ningún responsable de tan magna estafa.

Y violencia es que esta sociedad se permita tener el número de parados que tiene, mientras que los partidos políticos y los sindicatos se constituyen en agencias de colocación para sus correligionarios a los que se les abona uno, dos, tres, cuatro? y hasta trece sueldos en una sola persona física. Eso es violencia.

Ahora parece que el Gobierno pretende que todos seamos buenos por decreto, independientemente de nuestra ética, pero no les he oído decir una palabra de evitar todo aquello que puede conducir a una determinada violencia. En este sentido aconsejo la lectura del magnífico artículo de Julio Fernández que con el título "El pensamiento no delinque" ha publicado en este mismo diario el pasado sábado, día 17 de mayo. No pueden obligarnos a pensar de qué nos alegramos o de qué nos entristecemos.

Que los dioses nos sigan protegiendo.

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