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El Museo Padre Belda incorpora las primeras audioguías de la localidad
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El Museo Padre Belda incorpora las primeras audioguías de la localidad

Actualizado 07/05/2014
Roberto Jiménez

ALBA DE TORMES | Los Reparadores adquieren diez que repasan en hora y media la historia del Monasterio de San Leonardo

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Ni el Castillo de los Duques de Alba, ni la iglesia de Santiago, ni la iglesia de San Juan, ni el convento de la Anunciación, ni el convento de las Madres Isabeles, el primer Bien de Interés Cultural de Alba de Tormes que ofrecerá a sus visitantes audioguías será el Monasterio de San Leonardo, actual Seminario San Jerónimo en el que se encuentra el Museo Arqueologico Padre Belda. Las primeras audioguías llegan de momento en idioma castellano y contarán durante hora y media a los turistas la historia de uno de los lugares más emblematicos de Alba de Tormes.

El visitante podrá revivir el pasado desde que entra al claustro y accede al centrico pozo, podrá saber la relación entre el monasterio y los orígenes de la Casa de Alba o con los mismos Reyes católicos, con el presunto escritor del Lazarillo de Tormes (también profeso en San Leonardo), con importantes teólogos de la altura de los dominicos Carranza y Cano, con obispos Fray Francisco de San Andrés o con santos a juicio de la Iglesia como Santa Teresa; o con militares y estadistas como el III Duque de Alba; pero sobre todo con la hipótesis de que Cristóbal Colón no solo pudo haber estado sino que surgiría de entre los muros de este monasterio.

Las audioguías y próximamente el código QR se suman a la edición de folletos en italiano, inglés y francés con el fin de promocionar este Bien de Interés Cultural entre los turistas que visiten Alba de Tormes.

San Leonardo, la capilla sepulcral de los Alba

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La fundación del Monasterio premostratense de San Leonardo de Alba de Tormes tiene como fecha más probable hacia 1154, por disposición del rey don Alfonso VII de Castilla. En este año fue entregado, con el Señorío de la Villa de Alba de Tormes, al Abad de Retuerta, don Sancho I, pasando así a este Monasterio la paternidad de San Leonardo.

En sus principios fue monasterio dúplice "según el uso primitivo de la orden, canónigos y canónigas, bien que separados por una gruesa pared. Tenía una sola iglesia para los oficios divinos, desde distintos coros...". Diez años después, en 1164, adoptó la forma de sólo hombres.

En 1439 el Papa Eugenio IV encargó al entonces Arzobispo de Toledo, don Gutierre de Toledo, señor de la villa de Alba, la supresión del Monasterio, por hallarse muy relajada la disciplina, encargándole que pusiese allí frailes jerónimos. Cuenta el P. Sigüenza que fue el mismo Arzobispo quien pidió la expulsión de los premostratenses. El Pontífice la concedió por Bula de Gracia con fecha de 2 diciembre de 1442. Los monjes premostratenses opusieron tal resistencia que hubieron de ser expulsados a la fuerza y conducidos al Monasterio de la Caridad de Ciudad Rodrigo.

En 1446 se solicitó de Roma la confirmación de esta medida. Fue concedida por Nicolás IV mediante Bula que se conserva en el AHN. Así pudo lograrse la entronización del nuevo Abad el día 16 de diciembre de 1447 por el Arcediano de Medina, deputado para ello, y en presencia del Primer Conde de Alba de Tormes, don Fernando Álvarez de Toledo. Se estableció así una relación de bienhechuría entre la Casa de Alba y el Monasterio. Los Duques construyeron la iglesia con retablo y sacristía, dotándola de ornamentos y joyas, mereciendo enterramiento en la Capilla Mayor, aún sin ser patronos por aquel entonces. El Patronato llegaría más tarde: el 1 de agosto de 1620 se aprueba por el Monasterio la escritura del Patronato hecha en Madrid ante Juan de Santillana. Con fecha 7 de septiembre se pide a Roma la confirmación.

Los monjes jerónimos hallaron el convento "en tan mal estado y tan por el suelo que fuera más fácil hacerlo de nuevo". Se vieron por ello forzados a repetidos trabajos de restauración. En él permanecieron (con el paréntesis de la guerra de 1808-1812, ocupado por las tropas napoleónicas) hasta la infausta Desamortización. Quedó reducido a ruinas y cantera de despojos para cuantos quisieron tomarlos y así se pueden encontrar aún dispersos por los pueblos del entorno. El Monasterio fue pasando por manos de particulares hasta llegar a los actuales propietarios, los Padres Reparadores, Dehonianos.

En estos claustros han vivido varones ilustres por su santidad y su sabiduría, como Fray Hernando de Talavera (aquí novicio y profeso durante cinco años y prior) que fuera luego confesor de Isabel la Católica y primer Arzobispo de Granada tras la reconquista.

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