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Texto íntegro leído por las madrinas de la hoguera de San Juan
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NOCHE DE SAN JUAN

Texto íntegro leído por las madrinas de la hoguera de San Juan

Actualizado 24/06/2018
Lucía Rodríguez y Rosario López

CIUDAD RODRIGO | Lucía Rodríguez Santana y Rosario López Sánchez ofrecieron un diálogo en torno a las palabras y la voz

"Silencio, he oído una voz. Es posible que alguien

Se acuerde de mi" (Héroes del Silencio)

Lucía: ¡Silencio!

Rosario: ¡Silencio!

Lucía: ¡Acallad vuestras voces!

Rosario: Dejad por un momento de hablar con el que tenéis al lado.

Lucía: Dejad de poner mensajes por el móvil.

Rosario: No hace falta que todo el mundo sepa que estás en la noche mágica, que van a prender la hoguera, que tu foto de perfil es la mejor, que vas a dar el beso más bonito del mundo.

Lucía: No hace falta que todo el mundo lo sepa. Basta con que tú lo vivas y lo sientas. Para que quede grabado en tu memoria, en tu corazón.

Rosario: ¡Silencio! Deja de sobre informarte. Piensa en el aquí y el ahora. No te pierdas este instante.

Lucía: Pido la paz y la palabra, como decía el poeta Otero.

Rosario: Rompemos con nuestra voz las fronteras del espacio y el tiempo. ¡Escuchad!

Lucía: Somos Rosario y Lucía. Pero también somos: Clara, Elvira, Rocío, Lorena, Elisa, Carla, Paula, Eva, Alba, Peña, Aurora, Laura, Diana?

Rosario: Somos Rosario y Lucía. Pero también somos Teresa, Antonia, Manuela, Angélica, María, Candelas, Carmina, Isi, Pilar, Chon, José?

Lucía: Somos todas las mujeres que forman parte de nuestros talleres de radio.

Rosario: Pero también somos tu madre

Lucía: Tu hermana

Rosario: Tu abuela

Lucía: Tu hija

Rosario: Tu tía

Lucía: Tu nieta.

Rosario: Tu amiga.

Lucía: Tu compañera.

Rosario: Hoy hablamos en nombre de todas las mujeres que están cerca de ti, las que te rodean y han sido importantes, o no, en tu vida.

Lucía: Hoy hablamos en nombre de las mujeres de tu presente y también de tu pasado. Hoy somos sus voces y su palabra.

Rosario: Las que hicieron y construyeron la historia de Ciudad Rodrigo y lograron, con su esfuerzo y trabajo diario, que este hermoso lugar sea lo que es hoy día.

Lucía: Las que se movieron entre las alamedas, las murallas y el castillo. Las que pisaron esta misma puerta Santiago, las que bailaron en las verbenas de Santa Ana, las que pasearon por la Glorieta y la Florida, las que fueron a por agua a la fuente del Árbol Gordo o al caño de las Tripas.

Rosario: Hablamos en nombre de todas las mujeres que construyeron la historia aunque sus nombres no estén escritos en los libros. Aunque nunca se las mencione. Aunque nunca se hable de ellas.

Lucía: Hablamos en nombre de las mujeres del presente, en especial de aquellas a las que apagan su voz. A diario. A las que maltratan y acosan, a las que hieren y matan.

Rosario: Hablamos en nombre de las mujeres que suben a pateras y embarcaciones, huyendo de la guerra, la miseria y el horror.

Lucía: "Nadie deja su hogar, a menos que su hogar sea la boca de un tiburón" dice la poeta africana Warsan Shire.

Rosario: Hablamos en nombre de las mujeres que han de esforzarse el doble o el triple por conseguir los derechos que por justicia social les corresponden.

Lucía: Mujeres que viven como esclavas, que son compradas y vendidas.

Rosario: Mujeres que sufren costumbres irracionales que van en contra de sus cuerpos y de sus almas.

Lucía: Mujeres que son sometidas. Mujeres que no pueden alzar su voz porque, en contra de su voluntad, se encuentran en el fondo de un pozo negro y oscuro.

Rosario: Hablamos en nombre de todas ellas y pedimos Justicia.

Lucía: En defensa de los Derechos Humanos y de la Libertad.

Rosario: Por eso en esta noche de San Juan, ¡quememos!

Lucía: ¡Echemos a la hoguera: la desigualdad, el maltrato, la injusticia, la falta de derechos, el abuso, la desprotección, ? ¡Quememos todo lo malo!

Rosario: Por eso en esta noche mágica de San Juan, ¡pidamos!

Lucía: Cerrad los ojos y desead con todas vuestras fuerzas una petición. Un mundo donde todos y todas seamos realmente iguales, donde todos y todas tengamos los mismos derechos, donde todos y todas sepamos caminar al mismo paso dejando a un lado rencor, egoísmo, envidias y ambiciones.

Rosario: Deja que el hechizo del fuego rompa fronteras.

Lucía: Escucha la nana maternal de luna creciente que arrulla tus pensamientos y sentimientos, con cariño y dulzura.

Rosario: Y antes del encendido. Os queremos hacer una petición.

Lucía: Unid vuestras manos a quien tengáis cerca, al de al lado.

Rosario: ¡Vamos! Queremos ver vuestras manos entrelazadas. Somos muchos y muchas vamos a crear una gran cadena humana.

Lucía: Levantad vuestras manos y hacedlas vibrar.

Rosario: Levantemos nuestras manos y hagamos saber al mundo y al Universo que quemamos lo malo y encendemos la llama de todo lo bueno, que nuestra intención y deseo irá acompañada de voluntad y de acción.

Lucía: Decid con nosotras: Noche de San Juan, cumple mi deseo y llévate el mal.

Rosario: Y ahora, que está a punto de encenderse la llama. En la noche de los tiempos. Por encima de los límites. En un mundo sin puntos ni rayas.

Lucía: Ama, vive y siente.

Rosario: No olvides sonreír.

Lucía: Recuerda siempre escuchar a los mayores.

Rosario: Deja tiempo para escuchar y atender a los más jóvenes.

Lucía: Porque el diálogo enriquece.

Rosario: Deja que te cuente Lucía que muchas de las que estamos aquí un día tiempo atrás recibimos cardos o rosas en una noche como esta. Era la tradición. Una tradición que no debería perderse.

Lucía: Deja que te cuente Rosario que las mujeres de mi familia, que vivían a muchos kilómetros de aquí, se bañaban en la playa en una noche como esta y encendían hogueras en la arena. Hace mucho tiempo.

Rosario: Con la palabra y la voz aprendemos.

Lucía: Compartimos y avanzamos.

Rosario: Y ahora que está a punto de encenderse la llama.

Lucía: Quema lo malo, piensa un deseo.

Rosario: A vivir y disfrutar de la noche de san Juan.

Lucía: ¡Viva la noche de san Juan!

Rosario: ¡Viva!

Ciudad Rodrigo, a la medianoche del 23 y 24 de junio.

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