'Los Chaguetes', cacharreros de la alfarería albense

Hablar de la cerámica de Alba de Tormes es hacerlo de arte alfarero con mayúsculas y posiblemente de la alfarería más decorativa y elaborada de España. Detrás de la historia de cada uno de los alfareros albenses se esconde una historia de adaptación, que va desde el objeto útil al plenamente decorativo. Puede decirse que muchas familias alfareros albenses nacieron y vivieron del barro.

'Los Chaguetes' es un claro ejemplo de familia alfarera. Encabezada por Santiago Pérez y Ángeles Gómez, la cerámica fue su pasión y su modo de vida. Desde pequeño corrió la cerámica por las venas de Santiago Pérez, conocido como Chaguete.

Lo hizo porque su padre José Pérez siempre fue alfarero. De sus manos salieron miles de cacharros, cazuelas, pucheros, cantaros y jarras. Era la época dorada de la alfarería útil y práctica, a la que puso prácticamente final la llegada del plástico y la fuerte industrialización. Su alfar siempre estuvo ubicado en la antigua Travesía Norte, actual calle Beltrana.

A esta gran familia de alfareros también se les conocía como los 'cacharreros'. Inicialmente, su mayor producción era de cántaros, desde la cantarilla chica a la de litro y medio, de 2, 3 y 4 litros, hasta llegar a los 16 litros.

Santiago Pérez, premio Nacional en Madrid

El 20 de marzo de 1947, Santiago recibió en Madrid un diploma y una medalla en el concurso nacional de familia artesana. Un certamen organizado por la Obra Sindical Artesanía y la Delegación Nacional de Sindicatos.

El reconocimiento fue merecido, ya que del feliz matrimonio entre Santiago y Ángeles nacieron hasta 14 hijos, de los que por diferentes motivos sobrevivieron solamente José, Álvaro, Aniano, Ángeles, Laureana, Vicente y Paqui. Con la alfarería útil, la producción alfarera era de tal magnitud que la familia tenía que contar con los servicios de un ayudante.

Ángeles, alma decorativa y comercial

La figura de Ángeles Gómez tuvo una gran importancia en la familia, ella era la encargada de decorar cada una de las piezas que su marido realizaba. En cada una de las fotografías que se conservan de Ángeles, ella porta en su mano derecha el aguamanil, un pequeño recipiente de latón cilíndrico con pitorro donde se cargaba la pintura utilizada para decorar las piezas. Y tal y como puede observarse en las piezas que su familia conserva, lo hacía con precisión.

A primera hora de la mañana, mientras toda la familia descansaba, Ángeles acudía a la primera misa de la mañana y a la salida se encontraba con los cargueros de Cespedosa. Ángeles llevaba a los cargueros hasta el alfar y allí intercambiaba los cacharros por alubias, lentejas, por el pan de cada día para su familia. Ángeles era el alma comercial de la alfarería familiar, siempre por el afán de sacar adelante a su extensa familia. "El hambre pasa por la puerta de los alfareros, pero no entra", era una de sus frases más repetidas.

Aniano Pérez, alfarero toda su vida

Aunque Pepe, Álvaro y Vicente trabajaron también en la alfarería, de todos los hermanos destacó la figura de Aniano Pérez, que también dedicó toda su vida a la alfarería. "La alfarería de Aniano Pérez podía verse en las estanterías del Corte Inglés de Barcelona, Bilbao y Madrid", cuenta su hermana Paqui. De hecho, algunas de sus piezas son conservadas por muchos coleccionistas.