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La solidaridad de las mujeres albenses llega hasta Ecuador
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A TRAVÉS DE LOS PADRES REPARADORES

La solidaridad de las mujeres albenses llega hasta Ecuador

Actualizado 13/02/2018
Roberto Jiménez

ALBA DE TORMES | Una aportación económica de La Asociación de Mujeres Albenses contribuye a mejorar la vida de los afectados por el terremoto de 2016

El 16 de abril de 2016 un fuerte terremoto sacudió la costa central de Ecuador. Fueron centenares las víctimas mortales y heridos, y miles los que perdieron sus casas. En la ciudad de Bahía de Caráquez, donde los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos-Reparadores) llevan más de 20 años trabajando en parroquias y obras sociales, la población también sufrió fuertemente las consecuencias de los temblores. Por ese motivo se inició rápidamente un movimiento de solidaridad, primeramente en Ecuador, pero también desde España, que llevó hasta este país hermano los medios para la reconstrucción y la atención a quienes lo habían perdido todo.

Los vecinos de Alba de Tormes no fueron ajenos a esta petición de solidaridad, y se volcaron con la campaña que desde el Seminario San Jerónimo y su grupo de Laicos Dehonianos se inició para recaudar fondos. Especialmente hay destacar la aportación de la Asociación de Mujeres Albenses, que no dudaron en poner su granito de arena para contribuir a esta buena causa.

El pasado mes de enero, cuando ya han pasado casi dos años de aquella tragedia, un albense, el P. Alfonso González Sánchez, scj viajó hasta Ecuador junto al Superior Provincial de la Congregación, P. José Luis Munilla. Ambos comprobaron allí, no ya los efectos del terremoto, sino más bien, -y felizmente- los efectos de la solidaridad enviada desde España. Ha sido aproximadamente un centenar de viviendas las que o bien han sido construidas de nueva planta, o bien han sido rehabilitadas para que pudieran acoger a una familia. Todo se ha hecho con la ayuda de muchos, quienes desinteresadamente han contribuido a que cientos de personas puedan decir que ahora tienen un futuro, una ilusión, una esperanza.

Las imágenes hablan por si solas, y el testimonio de esas personas es emocionante. Quienes vieron cómo de la noche a la mañana sus vidas se iban abajo, levantan ahora la vista para contemplar una nueva oportunidad que se les ha brindado para seguir avanzando. Agradecida, la familia de Yanira ha llamado a su casa "Alba", como homenaje a quienes les han facilitado un techo, un hogar. Alba, el amanecer de un nuevo día en el que la solidaridad hace posible que haya más vida.

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