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"Nos duele la Sanidad": sí, pero...
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"Nos duele la Sanidad": sí, pero...

Actualizado 20/01/2018
Tomás González Blázquez

"Nos duele la Sanidad": sí, pero... | Imagen 1

Desasosegantes picores, moscas volantes, zumbidos de oídos, congestiones nasales, ardores de estómago, escozores al orinar, quemazones, hormigueos, escalofríos, náuseas, cansancios, inapetencias, angustias, ahogos, mareos (¡ay los mareos!)? pero el padre de todos los síntomas, por los siglos de los siglos, es y será el dolor, con tantos apellidos y descripciones como dolientes existieron, existen y existirán.

Hoy sábado, 20 de enero de 2018, a miles de personas de "nuestra" (por imperativo legal, que está de moda) comunidad autónoma les duele la Sanidad, y detrás de este lema se manifiestan en Valladolid, convocados por las plataformas llamadas "de Defensa de la Sanidad Pública", que se han ido creando en las diferentes provincias y comarcas de León y Castilla.

A otros también nos duele aunque nos pronunciemos sin pancartas y no acatemos por completo el manifiesto, que tras un preámbulo plantea diez exigencias. Echo de menos, eso sí, que algunas de ellas expliciten la propuesta en positivo, la alternativa, como en la exigencia nº 2, la del personal: ¿no han hablado de esto con los sindicatos, que se han sumado entusiastas a la convocatoria, e incluso copan en algún caso las plataformas, mientras muchos trabajadores de la Sanidad hoy los contemplamos como parte del problema?

La exigencia nº 1 aspira a potenciar la Atención Primaria especialmente en el medio rural, al tiempo que la exigencia nº6 promueve acercar la Atención Especializada (los de Medicina Familiar no debemos ser especialistas) y Hospitalaria a los núcleos rurales; hablan de ambulancias y de convenios con regiones limítrofes, pero también del "desarrollo debidamente dimensionado de estos servicios": ¿centros de especialidades?, ¿urgencias pediátricas por doquier como demandan PSOE y Podemos en un más que discutible enfoque de la atención sanitaria a los niños?

Las exigencias nº 4 y nº 9 no ocultan el posicionamiento radicalmente contrario a las iniciativas de Sanidad privada, desde la consulta particular del médico que trabaja para la pública hasta la posibilidad de que la limpieza de las sábanas de un hospital o la provisión de las comidas se encargue a una empresa: ¿de verdad pasan por aquí las soluciones?

Esta aversión ideológica hacia lo privado, que también se advierte en la cruzada contra los conciertos educativos y en tantos otros escenarios, se exhibe a su vez en el Manifiesto en Defensa de la Sanidad Pública, compartido por la mayoría de asociaciones convocantes.

En él se señala únicamente al Partido Popular (se lo ha ganado a pulso, pero el resto de dedos acusadores tendrían a quién apuntar y les dan interesado descanso), se demoniza cualquier atisbo de gestión empresarial (ya se sabe que enestepaís los empresarios no trabajan y son la causa de todos los males) y se profetiza el fin del derecho a la protección de la salud. Importa conocer el programa de esta federación de asociaciones, la FADSP, aunque se tope uno con afirmaciones tan atrevidas como "la vigilancia y control de la higiene pública siguen siendo muy deficientes", además de la imprescindible alusión a que los médicos prescribimos bajo la influencia de la industria farmacéutica (¡¡¡gracias!!!).

Son menos claros cuando hablan de "los medios necesarios para permitir la libre elección del número y distribución de los hijos deseados", si bien no he leído nunca a dichas asociaciones salir en defensa del derecho a la vida del no nacido, base y fundamento del derecho a la protección de su salud. Y finalmente, la incoherente defensa de un Sistema Nacional de Salud pero, cómo no, descentralizado en diecisiete chiringuitos autonómicos: muy "estatalizantes", muy expropiadores, muy enemigos de la burocracia, pero vamos a perpetuarla, multiplicarla y consagrarla, ahondando en las diferencias y elevando las barreras para los profesionales y los pacientes.

Ese elevado coste se paga cada día en España en un intento (no basta, nada basta) de calmar las infantiles pasiones territoriales (¿exigirán a los médicos de Gijón hacer la anamnesis en bable?) y en un invento perfecto para colocar a varios miles de superfluos cargos de confianza.

Como es asunto tabú para partidos y sindicatos, de que la Sanidad sea gestionada directamente por el Ministerio sólo hablamos, y no pocas veces, médicos y pacientes: sí, los que dicen las plataformas en su exigencia nº 10 que debemos participar en la toma de decisiones. ¡Ya, ya!

La Sanidad puede doler de muchas formas. El otro día me dolió cuando una señora me vino con dos citaciones para el traumatólogo: una para el 14 de diciembre y otra para el 8 de marzo que anulaba la anterior. Y me ha dolido más de cerca. Y me seguirá doliendo en mi quehacer diario.

No menos que a los que hoy se hayan subido a un autobús pagado por los mismos partidos que gestionan la Sanidad en otras comunidades autónomas donde también la Sanidad duele a mucha gente, o por los mismos sindicatos de los que tan alejado me siento como trabajador sanitario.

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