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Ideología de género
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Ideología de género

Actualizado 11/12/2017
Antonio Matilla

El Partido político Podemos ha presentado en el Congreso de los Diputados una PROPOSICIÓN DE LEY CONTRA LA DISCRIMINACIÓN POR ORIENTACIÓN SEXUAL, IDENTIDAD O EXPRESIÓN DE GÉNERO Y CARACTERÍSTICAS SEXUALES, Y DE IGUALDAD SOCIAL DE LESBIANAS, GAYS, BISEXUAL

Solo estudié dos cursos de latín. Para mi desgracia, pues aunque fue una gracia estudiar Bachillerato de Ciencias, me hubiera gustado cursar aquel Bachillerato de posguerra en el que se aprendía de todo y del que había que rendir cuentas en el famoso "Examen de Estado". No se había inventado todavía el principio pedagógico de "Evaluación aprobada, Evaluación olvidada" y era necesario recordar todo lo aprendido porque podría entrarte en la prueba final; tiempo habría de ir especializándose en la Universidad.

Durante aquellos dos cursos de Latín me quedó claro que determinadas palabras debían concordar entre sí conforme a tres criterios, el género, el número y el caso. Mientras nos ejercitábamos traduciendo trocitos de "La Guerra de las Galias", de Julio César, no nos ocupábamos ni preocupábamos de las causas últimas de dicha guerra, pero ya en los años sesenta del siglo XX, cuando estaba terminando el Bachillerato, ya empezábamos a intuir que era necesario conocer las causas de aquella guerra y también las de nuestra Guerra Incivil, guiados por nuestros padres y abuelos para que no volviera a repetirse nunca más semejante tragedia. Y así, contra viento y marea, íbamos iniciándonos en el debate ideológico y político. Dos cosas importantes había que conseguir: no repetir la guerra y salir de la pobreza en que nos había sumido ésta.

Estos días previos a la Navidad he podido darme una vuelta por el Mercadillo navideño de la Plaza de Anaya; hay en él muchas casetas, pero más "casetas ideológicas" había en mis tiempos de estudiante universitario. De entre todas esas ideologías dos fueron decantándose y ganando terreno: por una parte el materialismo histórico, con una versión más radical para los más iniciados, el materialismo dialéctico, y por la otra el capitalismo liberal, que con el avance de la globalización y apoyándose en las nuevas tecnologías, tuvo y tiene fuertes repuntes neoliberales.

Todos y cada uno tenemos nuestra ideología, nuestra visión parcial de la realidad, aunque todos tengamos el deber moral de intentar ver las cosas en toda su pluralidad y complejidad mediante el pensamiento crítico. Pero es lo cierto que nadie, desde hace ya unos trescientos años, es capaz de tener en cuenta, a la vez, todas las dimensiones de la realidad, por lo que tener una ideología es legítimo y conveniente. Con dos condiciones: en primer lugar, estar abierto al diálogo, porque los otros, los diferentes, algo podrán aportarnos. Y nosotros a ellos. En segundo lugar, no querer imponer nuestra ideología a los demás ni mediante la fuerza, ni mediante el engaño y la manipulación. Ni dejarnos imponer ninguna ideología que tenga pretensiones de totalidad, porque una ideología con proyecto de totalidad corre grave riesgo de convertirse en totalitarismo.

Volvamos a nuestras tres palabras del principio: en los últimos, digamos sesenta años ?si hay alguien que tenga una perspectiva más amplia, que hable y diga- me ha tocado padecer las consecuencias de la "ideología de número": materialismos varios más o menos relacionados, por una parte con el comunismo y por otra con el capitalismo liberal y su secuela de consumismo, que no es lo mismo que comunismo, pero se le parece, como puede comprobarse en la experiencia china, en la que, una vez más, los extremeños se tocan.

El fracaso evidente del comunismo en la antigua Unión Soviética y en sus satélites y el triunfo del mismo en los pocos países donde sigue implantado, aunque uno de ellos sea la todopoderosa China, así como la horrible experiencia vivida en el fascismo y el nacional socialismo ?Soha incluida- y, más recientemente, en los nacionalismos armados y exacerbados en los Balcanes, o en los nacionalismos autocalificados de democráticos en nuestra "Piel de Toro" ?unos armados y explosivos, otros no-, o en los integrismos pseudorreligiosos del DAESH y otros grupos islamistas fanatizados, así como el rampante nacionalismo hinduista, menos mediático, pero igualmente fanático, están convirtiendo la madre Tierra en un erial, en una "soledad poblada de aullidos", como ya advirtió el libro bíblico del Deuteronomio 32,10. Para acallar estos aullidos, una nueva ideología se ha apoderado de la secularizada alma de la otrora cristiana Civilización Occidental: el bienestar, el consumo, el disfrute y la "paz", que ahora vemos peligrar por la presión de las masas hambrientas de los países pobres, a las que no somos capaces de acoger y con las que no queremos compartir lo mucho que tenemos. Yo la llamo la "ideología del caso", donde "mi" caso es lo único importante. Y a los demás, especialmente a los más pobres o desfavorecidos?ni caso.

En nuestra alocada carrera hacia adelante hemos llegado a poner en peligro la misma supervivencia de la Vida en nuestro planeta?Pero incluso en una tarea tan noble como salvar el planeta, también amenazan las ideologías que ya están poniendo a los animales y las plantas por encima del hombre. La Ecología es una Ciencia, o más bien un complejo conjunto de Ciencias; el Ecologismo amenaza con devenir una ideología peligrosa.

Los temas anteriores son ciertamente peliagudos y el esfuerzo necesario para superarlos parece una empresa que sobrepasa nuestras fuerzas. Resulta mucho más llevadero y abordable meterse en las consecuencias de una de las revoluciones pendientes de la Humanidad, la revolución sexual y, habiendo renunciado al hábito de abordar racionalmente las cosas en su totalidad, imponer la visión parcial de unos pocos mediante la ideología de género. La sombra del totalitarismo es alargada? Y me callo, de momento, que este artículo se ha alargado demasiado.

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