Jóvenes, desarraigados, desorientados…

De repente, el verano dejó de serlo. Todo pareció suspenderse en una calle llena de gente, como aquellas que transitamos ahora por nuestras capitales provincianas, ahítas de terrazas, de gente que camina la zona peatonal del corazón y de la despreocupación. Es verano aunque no salgamos, y si lo hacemos, recorremos los lugares llenos como cumpliendo una manda? cómo no ir a Barcelona, acabar en Sol, recorrer las playas, sentarse a un chiringuito a agotar nuestro capital de verano. Verano.

Pero todo parece detenerse y cuestionarse. Y de repente la muerte subida en una furgoneta. Por un momento me desoriento porque era un camión, y era Niza y estábamos nosotros a punto de ir a Francia y todo el mundo se preguntaba si nos cuestionaríamos el viaje a ese Paris de atentados, de militares armados hasta los dientes? Sin embargo ha pasado un año y no, no es Paris, es Barcelona, son Las Ramblas, es la luz rota por los cuerpos en el suelo, y de repente todo se tiñe de invierno y de frío y el muro de Facebook nos recuerda que sí, que todos somos Barcelona, que todos somos progres, contrarios a la supremacía blanca? e ignorantes. Absolutamente ignorantes.

Que alguien se detenga a pensar que no es religión, que bastante culpa tiene, todo hay que decirlo. No. Es desarraigo, es juventud rebelde con causa, desorientación, pobreza, marginalidad, machismo. Y no, no es justificable, no lo es. Pero habría que pensar muy bien en estos muchachos absurdos en su odio al país donde viven, sea Bélgica, Francia, Holanda, Gran Bretaña, España? estos muchachos torpes, animados por un adulto que tiene toda la culpa que cabe en una cabeza llena de odio y de resentimiento. Si tan malos somos y tan mal estáis buscad el paraíso que no existe, porque estos países supuestamente islámicos también son lo peor y también cierran puertas y ventanas a las esperanzas de aquellos que no tienen nada. Nada más que resentimiento. Y mientras, nosotros acabaremos tirándonos los trastos a la cabeza, los mossos a los guardias civiles, la Generalitat a la Casa Real, el soberanismo a Rajoy? y mientras, los hombres de bien sabrán qué hacer en caso de catástrofes, que somos nosotros mejores que los que nos gobiernan, esos que hablan de sociedades abiertas cuando no saben ni lo que es estar hasta las narices de tu vecino y no poder quejarte por miedo a que te llamen fascista. Que sí, que mientras pasa el tiempo y algún descelebrado habla de recubrir cuerpos con grasa de cerdo no nos falta más que desenterrar a la guardia mora de Franco. No es religión, no es política, no es todo eso? es esa mirada desorientada, ese desasimiento de cualquier ancla? por eso llega la autoridad moral de turno, quien verdaderamente tiene la culpa y capta, envuelve, manipula? y luego? el silencio. El fin del verano. La muerte. La impotencia.

Charo Alonso.

Fernando Sánchez Gómez.