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Los nuevos vigilantes aéreos de nuestro patrimonio artístico
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Los drones permiten tener actualizado el estado exterior e interior de bienes culturales

Los nuevos vigilantes aéreos de nuestro patrimonio artístico

Actualizado 29/07/2017
El Norte de Castilla

Sesenta empresas de Castilla y León operan con estas aeronaves que están revolucionando la digitalización y la alerta de deterioros en castillos, iglesias y edificios históricos

A vista de pájaro los monumentos desvelan su cara más espectacular y desconocida. Y cuando la perspectiva captada al detalle procede de un dron desde un ángulo inédito resulta fácil hacer saltar las alarmas ante el peligro del futuro deterioro, por ejemplo, en un tejado. La utilización de estas aeronaves dirigidas por control remoto está revolucionando los modos de acercarse a un monumento para apreciarlo, restaurarlo o incluso explorarlo por dentro para disfrutarlo desde otra perspectiva.

El empleo de estos dispositivos aéreos permite tener actualizado el estado exterior e interior de bienes culturales, ha abaratado proyectos de restauración, facilita la construcción de maquetas de edificios en tres dimensiones con fines divulgativos y posibilita el estudio de lecturas murarias cuando hasta hace poco levantar planos exigía un tiempo y un dinero que las nuevas tecnologías permiten ahora realizar en una mañana.

El empleo de la técnica de arqueología aérea ha aportado un conocimiento más preciso de yacimientos y los arqueólogos se sirven de ella para explorar y catalogar su pasado de siglos. Las estructuras urbanas enterradas en yacimientos pueden alterar el crecimiento de cultivos y especies vegetales y ofrecen una imagen diferencial, lo que ha permitido en zonas arqueológicas de Castilla y León completar desde el aire su identificación, además de estudiar la complejidad de plantas de edificios, patios y habitaciones de villas romanas, recintos defensivos, ciudades vacceas y poblados prehistóricos.

Recuerda Consuelo Escribano, arqueóloga de la Consejería de Cultura y Turismo, que en la década de los noventa se realizó a través de imágenes captadas desde avionetas y ultraligeros un proyecto de arqueología aérea sobre las villas romanas de Castilla y León que sirvió para documentar con detalle sus características. «En la actualidad la tecnología de los drones aporta mucha más información y ofrece un uso menos complicado», asevera. Con el uso de técnicas de fotogrametría se obtiene información que en la topografía clásica llevaría semanas conseguir. Los avances en esta tecnología han logrado una alta resolución fotográfica y una precisión que no se consigue con otro tipo de técnicas aéreas, reduciendo el coste económico y de tiempo.

Ventajas del uso de estas aeronaves

«El uso de drones hace posible complementar la documentación exterior e interior de un edificio a través de fotografías de 360 grados, realizar análisis de la piedra, de las cubiertas y visualizar zonas de difícil acceso para ver cómo evoluciona el deterioro o la contaminación; si ves una fisura te puedes adelantar a una futura restauración», explica Jesús del Val, jefe del servicio de Investigación, Planificación y Difusión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.

Desde la administración regional se encargan proyectos que incluyen el uso de drones, la mayor parte de ellos como un planteamiento previo de documentación a las estrategias de restauración. El monasterio de Santa María de Moreruela (Zamora), el puente y la calzada romana de Ledesma (Salamanca), la iglesia de San Pelayo en Hortigüela (Burgos), el monasterio de Santa María de Rioseco en el valle burgalés de Manzanedo o la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en Grijota (Palencia) son algunos de los lugares en los que se ha contado con esta tecnología para documentar patrimonio o intervenir en él.

Legislación restrictiva

En San Cebrián de Mazote (Valladolid) el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha realizado a través de imágenes captadas con drones una maqueta del templo mozárabe. No obstante, el empleo de estos aparatos cuenta con una restricción legislativa que prohíbe sobrevolar espacios poblados por motivos de seguridad, lo que aplicado al patrimonio impide que buena parte de iglesias, castillos y edificios históricos enclavados en centros urbanos se beneficien del empleo de esta tecnología con vistas a su conservación o divulgación.

Esa limitación, por ejemplo, llevó a la empresa Topografía Castilla y León (Topocal) a recurrir a pértigas y teleobjetivos especiales para obtener imágenes en la rehabilitación de la antigua cárcel del edificio de la Real Chancillería de Valladolid. «El empleo de estos aparatos teledirigidos permite tomar multitud de fotografías que se superponen y se corrigen con un 'software', logrando una reconstrucción tridimensional de gran utilidad para arqueólogos, arquitectos y restauradores; es una tecnología con un potencial extraordinario», expone Roberto Tomillo, uno de los socios de Topocal.

Darío Álvarez, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UVA, atestigua que el uso de drones aporta información de calidad, «acceso a datos de lo que no se ve o se ve poco en superficie y que a simple vista no identificas».

Investigadores del departamento de Geografía de la Universidad de Salamanca han utilizado un dron para grabar imágenes y reproducir en tres dimensiones el dolmen de La Cabaña, en la necrópolis prehistórica de Sargentes de Lora (Burgos). Y en Segovia, la intervención de estos aparatos ha hecho posible la reconstrucción topográfica del asentamiento del Abrigo del Molino, que ha permitido remontar la presencia humana en el entorno de la ciudad hasta hace unos 41.000 años.

Nuevas expectativas

Buena parte del patrimonio de la región se encuentra enclavado en núcleos poblados donde la legislación veta el uso de drones por seguridad, por lo que el sector en el que operan unas sesenta empresas de Castilla y León está a la expectativa de la nueva ley que prepara la Agencia Estatal Aérea.

Jorge Ayuso preside la Asociación de Castilla y León de Aeronaves no Tripuladas (ACyLRPAs) y constata que la actual legislación supone un freno al prohibir el vuelo de drones sobre edificios donde haya aglomeraciones de personas. «Muchos trabajos que nos piden clientes no se pueden hacer porque la ley lo impide, aunque en octubre se modificará y se podrá volar en espacio urbano adoptando medidas de seguridad, con tasas establecidas por ayuntamientos porque habrá que cortar calles, etc.

Los equipos necesitarán más electrónica para que sean vistos por un controlador aéreo, se colocarán paracaídas para que en caso de emergencias no haya problemas... En Europa todo esto ya está regulado; en Francia, por ejemplo, llevan tres años de adelanto y a lo que tendemos es a que en 2019 haya una normativa conjunta para trabajar en cualquier punto de Europa». Entretanto, los drones siguen avistando monumentos en calidad de aliados para su pervivencia.

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