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La iglesia de las Madres Carmelitas: el sobrio silencio de la joya patrimonial de Peñaranda
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POR MARÍA MARTÍN, TÉCNICO MUNICIPAL DE TURISMO

La iglesia de las Madres Carmelitas: el sobrio silencio de la joya patrimonial de Peñaranda

Actualizado 18/07/2017
Redacción

Imponente su convento de la Encarnación

El convento de la Encarnación fue declarado parte del conjunto histórico-artístico de la ciudad de Peñaranda de Bracamonte en 1973 y en 1996 recibió la consideración especial de monumento.
El convento carmelita fue fundado por el III Conde de Bracamonte, Cámara de Felipe IV, presidente de Indias, de la orden de Calatrava, Comendador de Daimiel, Plenipotenciario de España en el Congreso de Münster, Embajador de su majestad católica a la elección del emperador, Virrey de Nápoles y gobernador de estos reinos. Fue un hombre política y económicamente muy poderoso, hecho que benefició de una manera significativa a Peñaranda. Se convirtió en nuestro primer benefactor al dotar a la población de edificios como el convento, el ayuntamiento, la cárcel y juzgado, que actualmente es el edificio blanco del centro de desarrollo sociocultural; el desaparecido hospital de la Magdalena y la Ermita del Humilladero.
Don Gaspar, muy devoto de Santa Teresa de Ávila, sufrió unas fiebres muy altas residiendo en Nápoles y prometió que si se salvaba fundaría un Carmelo en Peñaranda. Actualmente situado en Calle de Nuestra Señora haciendo esquina con Calle San José. De estilo barroco carmelitano destaca el contraste de la fachada austera, con el rico decorado barroco del interior. La fachada, de ladrillo visto de tejar, en la que destacan la portada del atrio enmarcada con sillería y coronada con una hornacina que albergan la imagen de la Virgen del Carmen (realizada en piedra); y la fachada lateral en la que podemos encontrar la imagen de San José, donde se encontraba otra portada que fue sellada en 1714. Alberga en su interior la mejor colección de arte barroco italiano de la región, facilitada en su mayoría por el conde, que consta de obras de Luca Giordano, Andrea Vaccaro, Lázaro Valdi y Jacopo Basani. Los planos fueron obra de Fray Juan de San José, salvo la capilla de San José y el atrio que fueron obra de Fray Pedro de la Visitación. El convento se comenzó a construir por la capilla de Loreto, que se encuentra situada detrás del altar mayor. La iglesia tiene planta de cruz latina, en la cúpula del crucero podemos encontrar el escudo de los Bracamonte y en las pechinas de las mismas cuatro lunetos en los que aparecen representados San José con el Niño, Santa Teresa, San Antonio de Papua y San Juan de la Cruz. Nada más entrar en la iglesia, en el muro derecho nos encontramos con 'La Anunciación' copia realizada en el siglo XVII de un original de mediados del XIII que se conserva en la Basílica de la Santísima Anunciada de Florencia. Esta es la única obra de estilo gótico que se encuentra en el convento. A partir de este momento el resto de obras que nos encontramos son de estilo barroco. Justo enfrente de este nos encontramos con una de las primeras obras de Luca Giordano que llegaron al convento en 1669, 'La transverberación de Santa Teresa'.

COBRES FLAMENCOS
El retablo mayor, de madrera policromada y ricamente decorado, consta de tres calles y dos cuerpos. En él destaca 'La Anunciación' de Luca Giordano, en el centro del mismo, obra por la cual se le cambia el nombre al convento a finales del siglo XVIII a La Encarnación. También encontramos una talla de Santa Teresa a su izquierda y a su derecha otra de San Pedro Alcántara. En el brazo derecho del crucero podemos encontrar 'Jesús con la cruz a cuestas' y 'Jesús presentado al pueblo judío', de Lucca Giordano; cuatro cobres flamencos: 'Las bodas de Canaan', 'La adoración de los pastores', 'La pesca milagrosa' y 'La Anunciación'; por último también encontramos 'Cristo orando en el huerto', obra de Andrea Vaccaro. En el brazo izquierdo del crucero encontramos también, de Luca Giordano, a 'Jesucristo en el pretorio' y 'El descendimiento'; cuatro cobres flamencos: 'La Sagrada Familia', 'La decapitación de Santa Catalina', 'La adoración de los reyes magos' y 'La Virgen con el niño y San Juan'; y de Lázaro Valdi, 'Santa Rosa de Lima' (cuadro de proporciones gigantescas del que destaca la simetría en la composición). Como no podía ser de otra manera todas estas obras lo convierten en una de las joyas patrimoniales de la ciudad de Peñaranda de Bracamonte.
LA CAPILLA DE LORETO
En la iglesia además encontramos las capillas dedicadas a San José, a la izquierda, y a Santa Teresa a la derecha. En la capilla dedicada a Santa Teresa destacan la talla de la Santa de la escuela Castellana, y los lienzos pertenecen a José García Hidalgo. En la capilla de San José destacan la talla del Santo de Juan Alonso Villabrille y Ron, los relicarios que encontramos a sus laterales y el tríptico en madera de Alejandro Mesonero, obra contemporánea de este artista peñarandino.
La capilla de Loreto se encuentra detrás del altar mayor. En su retablo, también decorado en madera policromada podemos encontrar la talla medieval de la Virgen que le da nombre. Otra de las pinturas que destacan sobre el resto es 'El descendimiento', de Jacopo Basani; La Virgen de Guadalupe, obra mejicana que se importó en el siglo XVII. Las tallas de San Elías y La Transverberación de Santa Teresa.
En la habitación aneja se esconden obras de incalculable valor como son 'El calvario del conde', realizado en bronce y de la escuela de Bernini; la capa de la Virgen de Loreto, las tallas de los niños napolitanos, cartas de Santa Teresa y, quizás la obra de mayor que posee el convento, Las Postrimerías. Se trata de una cruz realizada en madera de caoba con cinco representaciones en cera: la muerte, el paraíso, el infierno, el purgatorio y el limbo.
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