El exmatador de toros vitigudinense Miguel Moro será el pregonero de las Ferias y Fiestas 2017

El exmatador de toros natural de Vitigudino, Miguel Moro Gallego, será el pregonero de las próximas Ferias y Fiestas de Vitigudino, celebraciones que discurrirán a mediados de agosto en honor a la Virgen del Socorro. Los motivos de su designación, como explicaba el acalde vitigudinense, Germán Vicente, son cuatro principalmente: "Es nacido en Vitigudino, es el segundo matador de toros de la localidad tras S. M. El Viti, este año alcanza los 40 años de su alternativa, y es hijo de Miguel Moro, último alcalde de Vitigudino antes de la democracia".

Para el pregonero de las próximas Ferias y Fiestas, la propuesta le resultó toda una sorpresa hace casi un año. Tras ciertas reticencias a aceptar el nombramiento, finalmente confiesa que "por varias razones acepté", por lo que "es una satisfacción y un honor, no cabe duda". Miguel Moro, actualmente ganadero en la finca Herreros, asegura que "siempre me he sentido orgulloso de ser de Vitigudino y estoy muy vinculado, no estoy el tiempo que quiero ahí, pero tengo mis amigos, todos los recuerdos de mi infancia..., ahí empecé a torear y donde prácticamente he desarrollado mi vida, pero sobre todo mi infancia".

Su nombramiento como pregonero coincide con sus 40 años de alternativa en La Glorieta de Salamanca de manos de Paco Camino y S. M. El Viti, una tarde que recuerda con especial cariño y sobre todo tras salir por la puerta grande con toros de María Lourdes Pérez Tabernero. Era el 14 de agosto de 1977, "un año movidito", recuerda, pues también estuvo en la feria de San Isidro en Las Ventas, y "fue el año en el que los españoles estrenamos la democracia. El año 77 fue de muchos recuerdos para mí".

Por supuesto, fue en Vitigudino donde por primera vez se puso delante de una becerra, "con Pepe García 'El Toso' en los corrales del pueblo y en el matadero", pero antes ya "jugaba al toro entre los soportales de la plaza del Mercado", desde donde veía pasar a El Viti con su hermano Ernesto camino del matadero a entrenarse, "ahí fue donde me entró el gusanillo del toro", hasta formar parte de las típicas cuadrillas de Corpus. Después de aprender a descabellar becerras en el matadero, fue en 1967 cuando por primera vez se pondría en serio delante de un becerro, "era un festival que organizaba Paco Pallarés", aunque antes le había venido a la memoria el 'festejo' del que formó parte en el patio del colegio San Nicolás de Bari, donde estudió.

Tras tomar la alternativa con un gran triunfo en La Glorieta, poco después una afección en el pulmón lo apartaría de los ruedos. Aquel parón resultaría definitivo en su carrera como matador. Corría 1981, cuatro años después de 'tocar el cielo de Salamanca', cuando decidió colgar los trastos y matar su última corrida en Vitigudino. Y también aquí, en su pueblo, debutó como ganadero de bravo, reses que cuida en Herreros de Peña de Cabra, la finca familiar que le absorbe sus días en la actualidad, un poco lejos de su plaza del Mercado y la calle Trinquete, a donde regresa cada vez que sus obligaciones, también familiares, se lo permiten.