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El desmadre.
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El desmadre.

Actualizado 29/04/2017
José Ramón Serrano Piedecasas

Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la corrupción en España supone un coste total de noventa mil millones de euros cada año. Más de la mitad de lo defraudado, 47.600 millones, se corresponde con sobrecostes en la administración del Estado; o sea, por las deficiencias en el control de las contrataciones públicas o, al decir de las esperanzas y ritas de turno, por una intrascendente "culpa in vigilando". Los otros 40.000 millones de euros son los derivados directamente de las mil y una maneras de mangancias interpuestas por nuestros ingeniosos políticos, empresarios y algún que otro ciudadano. "El Economista", para nada izquierdoso, en un artículo de febrero del 2016, aseveraba que, en España, desde 1978 se habían juzgado hasta esa fecha 175 casos de mega corrupción, de ellos el PP tenía el honor de situarse en cabeza con 68 procesos, seguido de cerca por el PSOE con 58, Convergencia con 9, Unión Mallorquina con 7 e IU con 6 ¡Viva! Aún más, el rescate bancario con el dinero público impuesto desde la democrática Bruselas, y aceptado con nocturnidad por el socialista Zapatero, supuso desembolsar 60.178 millones de euros (jubilaciones millonarias de los ineptos incluidas). Un poquito más. Según Transparency International en el año 2004 (último de la legislatura de Aznar), España ocupaba el puesto 22 entre los países del mundo más corruptos. Con Zapatero, en el 2011 subió al puesto 31 y con Rajoy, en el 2016 al 41 (el Uruguay ocupa el 21). Cifras que se corresponden al milímetro con el crecimiento imparable de la deuda pública en relación con el PNB. En el 2004, con Aznar, la deuda era del 46,3 por ciento; en el 2011, con Zapatero, del 70,5; y en el 2016, con Rajoy, el 101 por ciento. En otros términos, cada español hoy debe a sus acreedores internacionales 23.500 euros. Suponiendo que todos los españoles tuvieran trabajo y ganasen el sueldo mínimo (707,60e.) deberían emplear todo ese dinero durante treinta y tres meses para resarcir tal deuda. ¡Ánimo! La guinda: España registró un déficit del 4,5% del PIB en 2016, el más elevado de la UE según datos de la Oficina Estadística Europea. Si cada punto del déficit equivale a 10.000 euros. España es titular, al presente, de una deuda de 40.500 millones de euros que deberemos afrontar el año entrante recortando aún más el gasto social. No se preocupen: ¡España va bien! Eso sí, aquí no se incluyen los miles de millones invertidos en infraestructuras abandonadas e inservibles: aeropuertos, radiales, palacios de congresos, monumentos, auditorios e incluso algún ridículo campo de golf en el centro de Madrid. Cierto, que tales obras faraónicas no aportaron nada de nada al ciudadano de a pie. No obstante, sí reportaron jugosas comisiones para sus "emprendedores". Menos aún, se incluyen en tales cifras, a título de "lucro cesante", las mejoras que se podrían haber puesto en marcha. Por ejemplo, las destinadas a la educación, un área de desarrollo de vital importancia para el país, o la financiación de los cambios que hubieran permitido la corrección de los desequilibrios estructurales del aparato productivo y distributivo. En suma, haber conseguido dejar de ser un país de camareros, posaderos y guías turísticos. Por último, con todo ese dinero robado, dilapidado alegremente, se hubiera evitado el enorme sufrimiento social que hoy padecen millones de ciudadanos. Pienso que la historia juzgará a estos gobiernos del PP y PSOE que hemos padecido con cierta imparcialidad: su juicio no será para nada benévolo.

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