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Inversiones sin calidad
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Inversiones sin calidad

Actualizado 22/04/2017
Rubén Sánchez Parazuelo

Ya han empezado a dejar claro varias empresas que España no es lugar para inversiones de calidad. Ni si quiera el esfuerzo del Gobierno de Mariano Rajoy por hacer de esta España nuestra un lugar cumbre del Low Cost ha dejado un reducido espacio para la captación de fondos de calidad. Un pequeño área en nuestro territorio, un núcleo humano que concentre la capacidad creadora, nada.

Las grandes empresas de moda han fijado España para lanzar todo su peso de la línea barata. Las empresas de Fast Food se reservan a España como lugar preferente para experimentar campañas adictivas basadas en el precio. Las cadenas de supermercado justifican calidades, materias primas y sus de aditivos apoyados en la consecución de un único objetivo: el low cost.

Barato no, lo siguiente. Y eso tiene una respuesta clara por quien pretende anclar inversiones de futuro. La división de Facebook que controla whatsapp, Snapchat, Instagram, Primark, H&M, Starbucks han dedicado palabras poco bonitas sobre el consumo, el tipo de clientes y la calidad de las exigencias del público español. Aparente, falto de recursos, obsesionado por lo barato, sin aprecio por el valor añadido? Sí, los estudios internos han evaluado así al público español. No debemos tomárnoslo como un insulto. Cuando hay sol es de día y cuando no, de noche. Realidad.

Esto acarreará, a largo plazo, el mantenimiento de una sociedad atada a sueldos bajos, falta de especialización en el trabajo, desmotivación, imposible acceso al crédito para inversiones, nulo avance. Seremos meras mulas de carga de Europa. Los que carguemos con la producción, la mano de obra barata en sustitución de una estructura económica mundial que se resquebraja. Al proteccionismo americano se suman el parón de los países latinoamericanos por su inestabilidad y su apego a la corrupción, también se suma la desconfianza hacia lo chino y su dominio sobre todos los medios de producción y a una Rusia al acecho de quien será la primer gran potencia en desmoronarse para ocupar ese hueco.

Rajoy no ha sido, es, ni será quien diseñe un país de futuro con calidad en el mismo. No tiene el interés, la capacidad, el equipo ni las herramientas para hacerlo. No tiene el interés porque en todo momento quiso recuperar la credibilidad de la empleabilidad de España, con una tasa del paro del 25% y una escandalosa cifra de casi el 50% en paro juvenil, a costa de una reforma laboral que pusiera la mano de obra barata a cualquier inversor. Reducir las cifras las redujo, pero siguen siendo altas, nadie asegura que no volvamos a ellas, los sueldos y el autoempleo rozan la esclavitud y destacan por su falta de profesionalización. No tiene la capacidad porque demuestra cada día que su fórmula para afrontar los problemas es la actitud del avestruz y el plasma. Equipo porque si bien De Guindos apuntó maneras en determinados momentos, hoy día ya ha tirado la toalla y se deja llevar por un Montoro que cada día tiene una ocurrencia y ninguna buena para el contribuyente o el ciudadano, si no sólo para los grupos que él decide.

Rajoy tampoco ha hecho uso de las herramientas que ofrecen los ciudadanos de un país como España, el posicionamiento geográfico, el contexto político de Europa con Alemania en horas bajas, Francia irreconocible, Inglaterra fuera de juego e Italia en coma profundo. Tenemos un país con un okupa en la Moncloa y un Gobierno sin director. Sólo tiene claro qué hacer y cómo hacerlo para destrozar política y personalmente a aquellos que un día osaron enfrentarse a él: Rato y Esperanza. Y no por ello excuso las tropelías de estos últimos, pero si dedicara un 10% del esfuerzo que está dedicando a destruirlos a construir España, mejor nos iría.

Lamentablemente esta es la nueva política del siglo XXI en España a todos los niveles. Rajoy es un modelo para el PP nacional, regional, provincial y local. Y por ello le salen imitadores por toda la geografía. Política de bajos vuelos, inversiones de baja calidad. No cabe más miseria señores.

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