Sábado, 20 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Simulacros
X

Simulacros

Actualizado 01/04/2017
Rafael Muñoz

Simulacros | Imagen 1

Algunas personas me dicen que esta historia es una invención fantástica. Yo les pregunto: Entonces, ¿qué hice durante mis diez días en el mar?

Relato de un náufrago | Gabriel García Márquez

Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente,

derriban los instintos como flores,

deseos como estrellas

para hacer sólo un hombre con su estigma de hombre.

Luis Cernuda

no me quedan lugares

(hay un sombrero boquiabierto

en el cuarto de huéspedes)

Felipe Benítez Reyes

Casualmente me encontré leyendo esta semana dos breves escritos en la sección de Cartas al director de un periódico que dejé de frecuentar después de más de 30 años de lectura casi diaria.

Lo sumario de su contenido, quizá consecuencia de un cierto ¿hermanamiento? con las entradas y/o comentarios que leemos en las redes sociales, o puede que resultado de una selección temática del diario, podrían llevarme a cometer algún error en mi apreciación sobre lo que pretendían exponer sus autores, pero creo sinceramente que no es así. En todo caso, de lo que no tengo duda es de la sorpresa que me produjo que las dos cartas, una al lado de la otra, compartieran el mismo espacio: ¿cosas del azar?

De la primera, titulada Estibadores (quiero suponer que por el propio diario), se parte de la afirmación de que el principal problema de la humanidad es que la gente se cree que las cosas son como no son, y su autor expone tres ejemplos para intentar confirmarlo. Y es en el primero cuando se refiere a los trabajadores de la estiba en los siguientes términos: ni han estudiado más ni trabajan más ni corren más peligro que otras profesiones que ganan menos y tienen menos privilegios.

La segunda se inicia con una información no confirmada de que parece ser que el Gobierno hará indefinidos al 90% de los interinos, para colegir a continuación que los funcionarios de carrera están dejados de la mano de dios: desplazados de sus hogares, olvidados por los sindicatos y con una imagen de vagos privilegiados entre la mayoría de la gente.

No tengo ninguna duda, me gustaría dejarlo meridianamente claro, que mis dos conciudadanos tienen convincentes razones y argumentos para manifestar sus quejas, y quiero pensar que no solo son las que escuetamente exponen en sus escritos. Pero lo que me lleva a comentar sus alegatos es lo que para mí, y me gustaría pensar que para otros muchos, subyace o se esconde libre o involuntariamente tras ellos. Simulacros | Imagen 2

El problema, piensa uno y estos terribles años lo vienen demostrando, no es la remuneración de los estibadores, ni que los interinos quieran tener un trabajo estable como sus compañeros funcionarios y, naturalmente, también cualquiera de nosotros. La cuestión es, sería, analizar qué o quiénes provocan estas disfunciones (vamos a ser ¿elegantes? y no faltar al decoro siguiendo las pautas de algunos miembros del gobierno cuando les dicen lo que no quieren escuchar).

La cuestión sigue estando en saber dónde ponemos el foco a la hora de analizar esta problemática:

Vamos a ver, ¿son los sueldos de los estibadores los responsables de que en este país, por no citar otros, tengamos las tasas de paro que padecemos? ¿es una decisión o deseo de los ciudadanos el que a los funcionarios se les quiera subir un exiguo 1%, y a los jubilados un ridículo 0,25% cuando la vida ha subido más del 3%? Y, además, comunicar este simulacro de aumento del bienestar de nuestros mayores con pompa y circunstancia en unas cartas que sin duda superan el coste de ese ridículo incremento.

Dicho de otro modo y para intentar que se vea más claro por si alguien tiene dudas: si a la estiba, pongo por caso sabiendo que hay muchos otros, se le quitan sus supuestos privilegios ¿se eliminarán los trabajos en precario? Estamos convencidos de que si no se cubren las plazas de funcionarios, diezmadas durante estos últimos años, ¿aquellos funcionarios desplazados de los que habla la cartapodrán por fin vivir con su familia?

Vayamos a otro caso más reciente y reiterativo, ¿solucionará la dádiva de 300 millones de euros la sanidad pública del país mejor que el pago equitativo de los impuestos por parte de estos generosos ciudadanos?

Escribe Julio Cortázar en uno de sus cuentos, con cuyo título se iniciábamos estas líneas: Somos una familia rara. En este país donde las cosas se hacen por obligación o fanfarronería, nos gustan las ocupaciones libres, las tareas porque sí, los simulacros que no sirven para nada.

Y entonces me digo con ustedes: no tiene que llegar el tiempo donde desistamos de seguir mirando a sus dedos soberanos, esos que nos obligan a fijar nuestros ojos en la luna de sus espejos catódicos o digitales que nos impiden descubrir que la mirada sobre el mundo es cosa nuestra. No es hora ya de abandonar esa absurda noria, dejar de correr tras esa quimérica zanahoria, de zanjar la discusión de si son galgos o podencos, interinos o estibadores, de no seguir consintiendo sus simulacros y darnos la oportunidad y el derecho a poner en evidencia y de una vez la raíz de su sucia estrategia.

O es que por el contrario queremos seguir en busca de sus ilusorias minas del rey Salomón, donde el reflejo de sus áureas promesas deslumbra y nos ciega como para impedirnos ver que un arrasado encinar salmantino se está convirtiendo en cruel metáfora de lo que está llegando si no ponemos freno a sus falsas apariencias.

La voz de Roberto Juarroz, poeta necesario, deroga cualquier intento de simulación o engaño, es radical como toda verdad poética:

Voy perdiendo las zonas intermedias.

Percibo sólo lo muy cercano

o lo muy lejano.

Este cambio radical de los sentidos

o quizá este surgimiento de un sentido distinto

confirma mi sospecha

de que sólo en los extremos

habita lo real.

¿Querremos, ya por fin, revelarnos el porqué de nuestra casa tomada o preferimos quizá seguir construyendo cadalsos en nuestros propios jardines?

La foto de cierre es una vista aérea de la zona de explotación en Retortillo (Salamanca).

Simulacros | Imagen 3

Rafael Muñoz

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...