Ecologistas sin saberlo

La palabra Ecología (oikós: casa + logía: saber, conocimiento; conocimiento de la "casa común" que es nuestro planeta) fue usada por primera vez en 1869 por el filósofo y naturalista prusiano Ernst Haeckel. Como toda Ciencia, la Ecología fue avanzando a base de tanteos, ensayo-error, incorporando las múltiples aportaciones que iban haciendo las distintas disciplinas científicas, de modo que hasta bien entrado el siglo XX, ya terminada la II Guerra Mundial, no se estudió de forma más o menos completa ninguno de los múltiples ecosistemas que, relacionados entre sí, forman este "hogar común", o esta ruina común en la que habitamos, según se mire.

Lo del hogar común viene a cuento de que la Tierra, a pesar de las barrabasadas que hemos cometido y cometemos con ella, sigue viva. Lo de "ruina" tiene que ver con el despilfarro de recursos y la destrucción de ecosistemas llevada a cabo por las dos ideologías que nos han dominado desde la revolución industrial hasta ahora: la liberal-capitalista y la comunista que, ahora, parecen haberse fundido en la que pronto será la primera economía mundial: China. Ambas ideologías, y la fusión de ambas, tienen el mismo pecado, la incoherencia, pues no favorecen el compromiso de las personas concretas, Vd. Sr lector, o yo mismo, para amar, cuidar y poder legar un planeta habitable a nuestros sucesores.

Pero no siempre las cosas han sido así y la historia humana está llena de buenas prácticas, que podríamos imitar y debemos perfeccionar. Algunos casos cercanos a nosotros:

1. 1) Los monasterios cristianos, en general, han sido un ejemplo de respeto al medio ambiente, desarrollo sostenible y potenciación de la ecología humana, con el significado que el Papa Francisco utiliza en la Encíclica 'Laudato Si'.
3. 2) Ya dije en el artículo del lunes pasado que "el barrio del Rollo es mucho"?Bueno, como todos los barrios y todas las comunidades rurales. Había en mi barrio un grupo de personas ejemplares, ecologistas sin saberlo, los basureros que vivían en el callejón de la Calle Filipinas, nº 5. En carritos movidos por tracción animal recogían la basura por las casas y se dedicaban a clasificarla en pequeñas "montañas" (así me lo parecían, siendo niño): en esta fabricaban "compost" con los residuos orgánicos, que llegado el momento distribuían por las cercanas huertas, en la otra se acumulaban tablas y maderas reciclables para carpintería o para leña, allá había un buen montón de chatarra, o papel y cartón, o vidrio; por suerte para ellos no había plástico, aparte de alguna que otra baquelita. Todo se aprovechaba, todo era reciclable. ¿Podríamos hoy decir lo mis

   mo? ¿Está funcionando como debería el CTR de Gomecello? ¿Qué tanto por ciento reciclamos de la basura generada por la ciudad, el alfoz y la provincia? ¿No es rentable todavía reciclar? ¿Cuándo lo va a ser? Los contenedores repartidos por todas las esquinas intentan educarnos en buenas prácticas medioambientales, pero ¿de verdad estamos haciendo una buena gestión de las basuras o es una exhibición más de la cultura de la hipocresía marketinizada?

5. 3) Los que sí sabían de Ecología y querían practicarla eran mi amigo Franz Bühler, q. e. p. d, y su hermana. Franz fue un scout católico suizo, que dirigió el primer campamento scout católico celebrado después de la II Guerra Mundial, en el verano de 1946, campamento mixto que indicaba el espíritu de la nueva Europa que debía reconstruirse después de la guerra: sesenta adolescentes, veinte franceses, veinte alemanes y otros veinte suizos, que fueron capaces de convivir, hacerse amigos, proyectar futuro de paz. Pero, a lo que vamos: Franz y su hermana, nativos de Lucerna (cantón alemán de Suiza), recibieron en herencia la mansión familiar y el bosquecillo que la rodeaba. A pesar de su excelente preparación como abogado y su dominio de varios idiomas, apenas les llegaba para vivir y mantener, mal que bien, la gran casa. ¿Cómo cuidar el bosque? Fue tarea ante todo de su hermana, imposibilitada de un brazo desde su nacimiento, el ir ordenando el bosque, aprovechando las hojas muertas y los pequeños trozos de leña para hacer compost, volviendo a introducir la lombriz de tierra, que había desaparecido con la contaminación. ¿Cómo controlar los insectos dañinos? La limpieza del bosque y la renuncia radical a emplear pesticidas o productos químicos de cualquier tipo ?no había dinero para ello-, así como la fabricación de nidos sencillos, fue llamando poco a poco a los pájaros, que también habían huido, para formar poblaciones estables y muy variadas, que estabilizaron la sobreabundancia de insectos?Y así, poco a poco, con técnicas naturales y sencillas, muchas de ellas aprendidas en los scouts, con un solo brazo, llegaron a obtener algún premio nacional de Ecología.
7. ¿Qué tienen en común estas tres experiencias? La virtud de la pobreza. O, mejor, la pobreza convertida en virtud: ante la falta de medios y recursos, bien sea por opción, como es el caso de los monjes, o porque la vida no ha ofrecido otras posibilidades, se desarrolla la inteligencia y se ponen en marcha las manos para reforzar la dignidad personal mientras se respeta y se ama la Naturaleza y la Vida, esos grandes regalos de Dios, dando pasos prácticos para una Ecología integral.