Aumento del permiso de paternidad, ya iba siendo hora

Aumentar el permiso de paternidad en dos semanas, es un gran paso para el hombre pero un paso demasiado pequeño para la igualdad y para la custodia compartida. En dos semanas apenas da tiempo para que el padre y el bebé establezcan un pequeño vínculo, que no será ni de lejos similar al de la madre.

En materia de igualdad, dos semanas no suponen nada, puesto que la mayoría de los padres se toma ese permiso tras el parto, con lo cual se convierte en una ayuda, inestimable para la madre, eso sí, pero ayuda a fin de cuentas. El padre no tiene que responsabilizarse puesto que la madre está ahí, y ya sabemos lo que suele pasar en estos casos. Para que tuvieran su efecto en materia de igualdad, y por tanto, de cara a la custodia compartida, el padre debería disfrutar una buena parte de esas cuatro semanas, después de que la madre haya agotado su propio permiso, con lo cual, al padre no le quedaría otra que ocuparse de todo, al menos, las horas en las que esté a solas con el bebé. De esta forma, una vez que hayan terminado los dos permisos, ambos padres habrán tenido su periodo de adaptación a las nuevas responsabilidades, y el reparto de tareas a partir de ahí, tiene más posibilidades de ser equitativo. Pero mientras se utilicen esas semanas para "ayudar", pues serán eso, una ayuda, que será muy bienvenida (cualquiera que haya pasado por un parto, sabe lo que se agradece la ayuda del padre las primeras semanas), pero serán eso: ayuda, no reparto de responsabilidades.

En materia de conciliación familiar, tampoco supone mucho porque en el mejor de los casos, la criatura tendrá 20 semanas cuando tenga que empezar a ir a la guardería. Llevar a un bebé a la guardería con, más o menos 4 meses, no es lo que yo entiendo por conciliación familiar. Si el padre tuviera un permiso idéntico al de la madre, estaríamos hablando de 32 semanas en total, más de 7 meses, que no es que sea mucho, pero al menos el bebé habrá aprendido a sentarse, a balbucear y a gatear en su propia casa.

Y en cuanto al vínculo, la mejora es insignificante: las madres, en este tema, llevamos una ventaja de casi 40 semanas puesto que el vínculo empieza a establecerse desde prácticamente el principio del embarazo, más 16 semanas de permiso maternal, o sea que la madre tiene 56 semanas para establecer el vínculo frente a las 4 que tiene el padre. La diferencia es abismal, el vínculo no puede tener la misma fuerza en uno y otro caso. Por mucho que el padre quiera implicarse, por muy cariñoso que sea, por muy responsable, feminista,? son 52 semanas de diferencia entre uno y otra.

Si yo fuera un padre (sobre todo si estoy pidiendo la custodia compartida), lo primero que exigiría es que se me reconozca esa inferioridad de condiciones de las que partimos en el momento del nacimiento. El embarazo es como es, pero al menos, que no haya diferencias una vez que la criatura ha visto la luz. Al menos, que los permisos tras el parto, sean iguales.

Porque esa es la única diferencia, la legal, porque yo tengo claro que un padre es perfectamente capaz de cuidar a su bebé, de crear un vínculo con él tan fuerte como el de una madre, e incluso desarrollar el "instinto maternal". De muestra, el botón del instinto de protección que ha desarrollado Miguel Bosé, desde que es padre soltero de familia numerosa, momento en el que ha dejado de practicar aficiones peligrosas, como el buceo entre tiburones: "Hace cuatro años que no me pongo un neopreno. Vivo con miedo, porque cuando nacen los hijos se te van los temores pero te llegan los miedos, porque dices si ahora me caigo y me pasa algo, y si me meto debajo y me pega un mordisco un tiburón y los dejo solos?". Cuando te responsabilizas de un bebé te pasan estas cosas, las madres lo sabemos, pero no hay diferencia en cuanto a si eres hombre o mujer, la diferencia está en si te responsabilizas o no te responsabilizas. La ley no debe seguir fomentando desigualdades y menos cuando la sociedad está exigiendo igualdades.