Referentes de libertad

Tengo para mí que el ser humano es libre. Vaya, que yo he sido y soy libre. Cierto es que he estado y estoy condicionado por el lugar y el tiempo histórico en los que he nacido y crecido, pero eso no me ha determinado a ser necesariamente sacerdote católico ni ninguna otra cosa. Los condicionamientos son palancas de oportunidad que la razón, el corazón y los hábitos emplean para levantar el edificio de la libertad. Esto de ser libre, en Occidente, antes era muy importante. La razón y la fe pugnaban entre ellas y el resultado de esa lucha ha sido la libertad. Pero tal vez eso era antes y los tiempos han cambiado mucho. Y deprisa. De mí sé decir, como cristiano, que Dios no me obliga a ser libre. La libertad es un don de Dios que requiere mi participación y mi compromiso inexcusables. De modo que Dios, a través de la Naturaleza y de la Historia, propone y yo dispongo. Más o menos.

En el desarrollo de la propia libertad son muy importantes los puntos de referencia, sobre todo las personas referentes, padres, familiares, amigos, pareja, maestros; también los productos culturales (libros, canciones, obras de arte) que en cada momento tenemos a nuestra disposición. Estos referentes no son perfectos, el mejor de ellos es, al menos en parte, ambivalente, de modo que, como dice San Pablo, hemos de examinarlo todo y quedarnos con lo bueno.

Gracias a Dios la vida me ha regalado muchas personas referentes. Solo nombrarlos haría este articulito interminable, de modo que me referiré sólo a tres: Uno de ellos es D. Olegario González de Cardedal, que nos abrió la mente y el corazón para ayudarnos a vivir la fe cristiana con dignidad y solvencia en tiempos de inclemencia espiritual. Pero durante una sobremesa con amigos comunes, en que yo había relatado sucintamente algunas de mis peripecias existenciales e intelectuales, me fijaba en su cara e iba viendo cómo ésta expresaba extrañeza, estupor y un puntito de displicencia que, al final, verbalizó: con esos antecedentes es casi milagroso no sólo que seas sacerdote, sino simplemente que tengas fe. No le contradije por el hábito adquirido y aceptado de respeto hacia el maestro. Una mala tarde, pensé, la tiene cualquiera?

Estoy leyendo estos días una obrita del intelectual italiano Erri de Luca, con el que no puedo compararme, excepción hecha de que somos contemporáneos, ambos participamos en el movimiento espiritual que originó y siguió al Mayo parisino del 68 y ambos recibimos amplias dosis de "cultura de izquierda materialista", si bien él fue mucho más activo que yo en su militancia política. La obrita se titula "Penúltimas noticias acerca de Yeshua/Jesús", llena de sugerencias para un encuentro personal y actual con Dios encarnado, hecho hombre, un bebé que ha cambiado la Historia.

Espero con impaciencia la penúltima obra poética de mi amigo Diego Sabiote Navarro. Obrero en las canteras de mármol de Macael (Almería), su pueblo natal, miembro activo de la JOC (Juventud Obrera Católica), con gran preocupación por la causa de la justicia, coprotagonista del movimiento obrero, estudió Teología y se doctoró en Filosofía en Salamanca, leyendo junto a la Biblia a los protagonistas intelectuales de los sesenta y setenta, singularmente Herbert Marcuse y Erich Fromm. Enseñó Filosofía en la Universidad de Palma de Mallorca hasta su jubilación. Su verdadera vocación es la poesía, de lo que dan testimonio sus muchos títulos publicados. El libro que ahora está cociéndose en su horno versará también sobre Jesús, el poeta de Galilea, como Diego lo llama frecuentemente. Discípulo también de D. Olegario, su vida y su obra dan testimonio de que se puede creer en Jesucristo en los siglos XX y XXI. Y hacerlo dentro de la Iglesia.

Los caminos de Dios son inescrutables. Y ya dijo Juan el Bautista, que Dios era capaz de sacar hijos de Abrahán, es decir, creyentes, de las piedras. Con algunas "piedras" espirituales topamos los que crecimos en torno al mayo de 1968 y sus derivados. Que el Abbá de Yeshuá, el poeta de Galilea, nos mantenga en el don de seguir intentando ser "hijos de Abrahán".