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Copago@colaboración.es

Actualizado 13/01/2017
José Antonio Mirón

Esta semana los medios de comunicación han reproducido en titulares las diversas declaraciones de la ministra de sanidad sobre el copago farmacéutico que constituye una de las pocas aportaciones en que los ciudadanos colaboran de manera directa en la sostenibilidad del sistema y en su equilibrio financiero. El copago en nuestro sistema Nacional de la Salud está concebido para colaborar en el gasto farmacéutico porque éste supone la segunda partida más importante del presupuesto en Sanidad; con un coste entre 9.000 y 10.000 millones de ? según datos oficiales. Pero también es importante porque el copago puede influir de manera importante en la reducción del consumo excesivo e innecesario de fármacos.

Esta realidad compleja del consumo de medicamentos se debe a varios determinantes sociales e individuales. Entre los primeros se encuentra, en primer lugar, la medicalización la vida diaria de los ciudadanos se debe en primer lugar al modelo médico imperante durante todo el siglo XX que ha creado la cultura predomínate de solucionar casi todos los problemas relacionados con la Salud y asociados a la enfermedad con medicamentos como única y básica alternativa terapéutica. Esto ha llegado tan lejos que problemas infantiles como la hiperactividad y déficit de atención que antes se solucionaban con estrategias educacionales y familiares como por ejemplo hacer puzles y juegos de mesa hoy se solucionan con medicamentos. En segundo lugar, a la cultura de predominante del consumo que conlleva demandar y utilizar medicamentos como forma de resolver los retos de la vida diaria con la ayuda y apoyo de medicamentos. Existen muchos ejemplos que se encuadran en la terapia del bienestar, estrés y ansiedad con ansiolíticos, cambios del humor con tranquilizantes y antidepresivos, desequilibrios nutritivos con complejos de vitaminas y minerales, etc. Entre los individuales están los problemas de Salud y las enfermedades y sobre todo las crónicas. En estos pacientes, que generalmente son mayores, el copago debería evitarse y/o reducir al mínimo para evitar la falta de continuidad y adhesión al tratamiento de patología crónicas y especialmente porque a partir de los 65 años, la media de los pluripatológicos es de tres enfermedades y aumentando con la edad.

En mi opinión, la colaboración en los gastos farmacéuticos por parte de los ciudadanos vuelve a estar de actualidad y debe valorarse y analizarse por parte de expertos en relación con el gasto global sanitario para tratar de establecer su cuantía y su aplicación en base a los niveles de renta y a las cuantías de las pensiones; pero siendo conscientes que existen muchos españoles con niveles de renta bajos que realmente ganan bastante más. El copago puede ayudar a la financiación y a la reducción de la demanda de servicios y prestaciones sanitarias; pero sin tener efectos adversos ni disuasorios sobre los tratamientos en los grupos poblacionales más desfavorecidos.

Por otra parte, espero que el tema del copago haya servido para que la nueva ministra haya aprendido que llevar una cartera ministerial es algo más complejo y trascendente que dar titulares de prensa y/o asistir tertulias televisivas. Por su parte, los ciudadanos deben ser conscientes de que la Sanidad no es gratuita, tiene un alto coste social y la sostenibilidad del Sistema Nacional de la Salud para por buscar su equilibrio financiero reduciendo los costes innecesarios por consumo excesivo de medicamentos y por la demanda y utilización innecesaria del mismo.

JAMCA

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