Año Nuevo, Viejos Problemas y Nuevos Deseos

Estrenamos año 2017 y aunque la mayoría confiamos en que sea mejor que el año que se ha ido, la realidad es bastante tozuda y seguimos con los viejos problemas tanto en España, como en el resto del mundo.

La crisis económica sigue golpeando a las familias y a la economía española, si bien su intensidad se ha reducido como muestra el incremento del consumo de los españoles y la reducción del número de parados. Sin embargo, el empleo precario sigue siendo el gran protagonista gracias a la nefasta reforma laboral que redujo la intervención judicial y restringió la negociación colectiva.

Para este año nuevo sería muy beneficioso cambiar esa reforma laboral y reducir el empleo precario aumentando al mismo tiempo los salarios y las pensiones con el fin de que el consumo crezca.

El segundo gran problema es la sanidad pública aquejada de la reducción drástica de los profesionales de la salud y las limitaciones presupuestarias. En 2017 nos gustaría ver un incremento del personal sanitario con el fin de reducir las listas de espera y los problemas de los hospitales públicos.

El tercer gran problema para mi es el territorial, centrado en la política de la Generalitat catalana a favor de la secesión de Cataluña de España.

Al margen de consideraciones históricas y sentimentales sobre la tradicional vinculación e integración de Cataluña en la historia de España, desearíamos la vuelta al sentido común del que tan orgullosos se han sentido los catalanes. Separarse de España y de Europa, aislarse del mundo sería el resultado de la independencia de Cataluña, por mucho que los patriotas del independentismo catalán hablen de un futuro de vacas gordas y felicidad. Ahí está el ejemplo del Brexit británico con su separación de la Unión Europea y el inicio de la crisis financiera y económica en Gran Bretaña, al final se demostró que las promesas de los partidarios de la salida de la Unión Europea eran una burda mentira.

En cualquier caso, y no solo por el problema catalán, es urgente reformar la constitución española adecuándola a los nuevos tiempos, reforzando su federalismo mediante un Senado territorial de verdad, cambiando el sistema representativo y electoral y limitando los mandatos de los cargos electos.

El cuarto gran problema atañe a la educación pública y privada.

El pacto estatal por una educación de calidad es absolutamente imprescindible si España quiere afrontar el futuro del país con optimismo. El incremento de los presupuestos en Educación, el aumento del número de docentes y la reforma en serio de los planes docentes realizada, no por estudiosos de la enseñanza, sino por los propios profesores, que son los que realmente conocen el panorama educativo es cada día más urgente.

El último gran problema atañe a toda Unión Europea, necesitamos que la Unión Europea salga de su parálisis institucional y continúe el proceso de mayor integración de sus miembros, tanto a nivel monetario, financiero, económico y social. El abandono de Gran Bretaña, en este sentido es una buena noticia porque ya no habrá lugar a las constantes reticencias británicas para impedir una mayor unión político-social. Necesitamos otro modelo de Europa donde la integración social camine al mismo ritmo que la integración económica, eso significa rechazar al mismo tiempo, todo nacionalismo proteccionista defendido tanto por la extrema derecha como por parte de la izquierda. España necesita a la Unión Europea no solo desde el puente de vista económico, sino desde el punto de vista político. Europa siempre fue el referente democrático de los españoles y ahora más que nunca necesitamos que el motor europeo vuelva a funcionar de nuevo como modelo social y democrático.

Ojalá alguno de estos deseos para el año que se inicia se cumpla porque de esa manera los españoles recuperaremos la esperanza y el optimismo en el futuro común.