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Zorionak eta urte berri on
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Zorionak eta urte berri on

Actualizado 01/01/2017
@santiriesco

Zorionak eta urte berri on | Imagen 1Feliz Navidad y próspero año nuevo.

Hace sol en la margen izquierda de la ría de Bilbao. Olentzero se ha pasado toda la noche sacando regalos de su saco de carbonero para dejarlos en las casas de los críos. Un no parar. Y eso que algunos parecía que sólo encontrarían carbón después de un año regulín regulero. Pero el orondo hombretón de pipa y txapela no puede ver a los niños tristes. Y regalos para todos.

Ayer en el pasacalles los ojos de los más pequeños brillaban de un modo especial. Y no era sólo por el reflejo de las luces que habían vuelto a iluminar las calles de Sestao. Pasaban los gigantes danzando al son de la dulzaina y el tamboril, cientos de personas portando en procesión los diferentes olentzeros de trapo y paja preparados por cada agrupación: El de los scouts, el de la asociación de vecinos, el de los comerciantes, el de las amas de casa? y en último lugar, caminando, Olentzero con su burro. A su lado, Mari Domingui. Y por allí cerca un rebaño de ovejas y una yunta de bueyes tirando de un carro repleto de cajas envueltas en papeles de colores brillantes.

Ayer, en la Plaza del Kasko, se concentraron los vecinos alrededor de los muñecos gigantes que representaban al carbonero. Como todos los años un grupo de voluntarios apoyaba a bomberos, policía local y protección civil para que los niños tuvieran preferencia en el gran círculo humano que se organiza en torno a los olentzeros de trapo. Se apagan las luces de la plaza y desde el caserío donde está instalado el Ayuntamiento se escuchan los acordes de una música metida en las entrañas de pequeños y grandes, un villancico en euskera con base de txalaparta y tonada pegadiza: "Horra, horra gure Olentzero. Pipa hortzetan duela eserita dago". Todo el pueblo canta como si fuera un multitudinario orfeón callejero. No se trata de uno de esos modernos "flashmob", sino de una masiva y ancestral manifestación popular de buenos deseos navideños. Y todo esto mientras las llamas de una tremenda hoguera convierten en cenizas txapelas, pañuelos, pipas y albarcas de las representaciones en trapo y paja del carbonero bueno que ha entrado esta noche a las casas para decir a todos con sus regalos que en Navidad, y durante todo el año, se es más feliz dando; que celebrar nos hace más humanos y que si miramos lo de siempre como nunca caeremos en la cuenta de que nos parecemos infinitamente más de lo que nos diferenciamos. Eskerrik asko, Olentzero, gracias por el regalo.

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