El Museo Textil cobra nuevo aspecto en el Centro de Interpretación ‘Territorio Vettón’
LUMBRALES | Se mantiene el reparto de dos escenarios, uno en la planta alta del edificio, y otro en una sala de la conocida como Casa de los Abuelos
Aunque haya pedido parte de ese encanto que siempre adquieren las cosas cuando se hacen con el corazón, el nuevo apéndice del Museo Textil de Lumbrales ?situado en una de las salas de la parte baja de la Casa de los Condes? presenta de una manera menos intuitiva, aunque más objetiva y fría al mismo tiempo, el proceso de la elaboración de prendas textiles.
Para ello se sirve, principalmente, de fotografías de gran tamaño con ilustraciones acompañadas de textos y que han sustituido a las sugestivas imágenes de maniquíes vestidos de pastores, hilanderas y cardadoras, por lo que se confiere a este espacio un aspecto más moderno y acorde con las representaciones museísticas actuales.
En la financiación de las obras de este nuevo apéndice del Museo Textil, que complementa un audiovisual y un telar del siglo XIX, además de otras piezas todas ellas ubicadas en la primera planta de la Casa de los Condes, ha contribuido la Junta de Castilla y León. "La intención era haber ampliado la sala derribando uno de los muros para incorporar elementos como los maniquíes, pero ha sido imposible porque son muros de carga y afectaría a la estructura", señalaba a este diario el alcalde de Lumbrales, Pedro Sánchez Calderón.
La historia del Museo Textil de Lumbrales ha estado rodeada de un cierto desinterés desde su presentación en el año 1999. Su impulsora, entonces concejal del Ayuntamiento Lumbralense, y hoy presidenta de la Asociación de Mujeres, Teruqui Robledo, ha mantenido siempre una reivindicación constante para que esta parte de la historia de la villa cobrara la importancia que merece entre los vecinos de Lumbrales.
Actuaciones anteriores un tanto desafortunadas por no haber visto en el Museo Textil uno de los legados destacados dejado por generaciones de varios siglos a los actuales habitantes de Lumbrales, ahora se le pone remedio reuniendo en lo posible sus piezas más importantes y otorgándole una nueva estructura de visualización más próxima a las tendencias expositoras actuales.
Esta última presentación del Museo Textil viene precedida de la reivindicación de la Asociación de Mujeres 'Villa de Lumbrales' para la reunificación de sus piezas y después de que en el verano de 2015 este colectivo instalara en estas mismas dependencias los elementos museísticos que fueron desestimados tras las obras que convirtieron la Casa de los Condes en el Centro de Interpretación del programa 'Territorio Vettón' puesto en marcha por la Diputación de Salamanca.
Ahora, aunque sin la calidez de la presentación anterior, los visitantes del Centro de Interpretación pueden observar prácticamente al completo el Museo Textil, aunque también repartido en dos escenarios; uno en la planta alta del edificio, donde permanece el telar del siglo XIX junto a un rodillero y un torno de las mismas características del pintado por Velázquez en 'Las hilanderas'; y otro, en la Casa de los Abuelos, donde permanecen la mayor parte de sus componentes, incluida una manta confeccionada en uno de los telares de Lumbrales en el año 1849.
Breve historia de la industria textil de Lumbrales
Según de Eugenio Larruga y Boneta, en sus Memorias políticas y económicas sobre frutos, fábricas y minas de España (1795), en el año 1777 había en Lumbrales 106 telares con 271 tornos en los que se tejían mantas, paño basto, sayal y jerga. "Es esta en el día una de las fábricas mayores de la provincia". La villa, de "respetable vecindario", gozó de gran prestigio y admiración debido al florecimiento de la fábrica, que hizo de Lumbrales un lugar industrioso y poblado.
Hay que tener en cuenta que, el concepto actual fábrica no se corresponde con el del siglo XVIII, ya que, como sucedía en Lumbrales, el proceso de elaboración no se centralizaba en edificio alguno. Telares, tornos de hilar etc., tenían un ámbito familiar.
El progresivo desarrollo de la fábrica se manifiesta en el aumento de batanes situados en las orillas del río Camaces. De un solo batán en 1750, se pasa a tres en pocos años. Había 77 fabricantes que empleaban a 400 oficiales, sin incluir a las mujeres que hilaban el estambre a mano. Cada telar ocupaba a dos cardadores, un pasador de canillas, un tejedor y tres hilanderas.
La industria textil de Lumbrales consumía anualmente en sus telares 164.921 kilos de lana en sucio, sin incluir la que producían los ganados del pueblo. Se fabricaban anualmente 16.165 metros de sayal (tela de lana burda), 4.840 metros de paño de facha, 50.107 metros de jerga, 2.900 mantas, y 8.600 delantales de lana para mujeres.
Tenía la fábrica en el reino de Portugal el principal consumidor de sus productos. La venta de dinero en mano y la desaparición de derechos aduaneros, que solían pagar las manufacturas españolas que pasaban a otros reinos (privilegio concedido por el Soberano) como medida de protección a los fabricantes de Lumbrales, propició el florecimiento de la industria textil.
No obstante, el monopolio de ocho vecinos poderosos de Ledesma, que adelantando el dinero a los cosecheros para gastos de esquileo, acaparaban toda la producción lanar del entorno para revenderla después a los fabricantes de Lumbrales a "precios exorbitantes", unido a la mezcla fraudulenta de lanas con pelo de buey y de cabra y la falta de disciplina en el peso de las mantas, provocaron un decaimiento considerable de la fábrica y merma de la ganada reputación.