¡Viva la modernidad! (y III)

Los nuevos tiempos han venido a poner las cosas en su sitio. Se han terminado las mentiras y la demagogia, y todo gracias a las redes sociales, que por todas partes se oye lo perversos que fueron el fascismo y el comunismo con sus millones de víctimas. Los equiparan en sus maldades, que no hay vez que no salga uno a la palestra de las críticas para que aparezca el otro. ¿Acaso alguien se atreve a defender a Adolfo Hitler o a Josef Stalin? Nadie. Y eso que vivimos en la indefinición en casi todos los campos, incluido el de la educación, que la población ha mandado al limbo de la ignorancia a la urbanidad y al civismo, para que pastoreen en una tierra de nadie donde no se sabe si un comportamiento esta bien o mal. Los malpensados podrían argumentar que las gentes se hacen las tontas? ¡no señor! lo que ocurre es que son naturales.

-¡Oiga, caballero, que ha sustraído usted un teléfono móvil!

-¿Yo? ¿Yo ladrón? ¡Cuidadito con lo que dice! Me lo habré metido distraídamente en el bolsillo, no te fastidia. A ver si le denuncio por acoso, o por injurias, o por? Ustedes si que roban, que se están forrando a costa del sudor de los pobres trabajadores.

Naturales y democráticos, no los hipócritas "viejunos" que afean a los jóvenes que no les cedan el asiento en el metro y en los autobuses, por poner unos ejemplos, y lo más grave; el consumo de alcohol.

-Nosotros no bebíamos nada comparado con vosotros ?les echan en cara-, tomabas una caña en un bar y a pasear, que había que mantenerse en forma por aquello del ¡Contamos contigo!

Algunos dirán que tomábamos la primera y única caña porque no teníamos dinero para más y, aunque parezca mentira, estaba mal visto socialmente beber alcohol en la calle. ¡Fijaos qué tontería! ¿Acaso hay algo más democrático que emborracharse en las calles y en los parques públicos que son de todos? ¿Acaso roban la bebida? No señor, que la compran en los supermercados. Menos mal que así lo han entendido casi todas las autoridades municipales (siempre hay algunos retrógrados) y ponen a disposición de nuestra juventud "botellometros" al aire libre y hasta sanitarios, para que no hagan sus necesidades por los rincones, que luego se quejan los vecinos que la zona huele a urinario mal lavado. Si hasta dan puestos de trabajo porque al día siguiente una legión de empleados limpia y asea la zona. La gente ya se sabe, el caso es protestar. ¡Qué país!