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La matanza típica, un rito convertido en fiesta
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NO FALTARON LOS ASADOS DE CARNE Y OTRAS DESGUSTACIONES MATANCERAS

La matanza típica, un rito convertido en fiesta

Actualizado 10/12/2016
Miguel Corral

HINOJOSA DE DUERO | Manuel Gamito Pata ejerció como matancero de honor para sacrificar un cochino de 11 arrobas

Despertar entre los más pequeños el verdadero valor de tradiciones que se han mantenido vigentes hasta nuestros días, además de celebrar un día de fiesta y de convivencia entre todos los vecinos, son los objetivos que persigue el Ayuntamiento de Hinojosa de Duero con la celebración de la 'Matanza Típica', actividad que este sábado llegaba a su decimoquinta edición y que se ha convertido en este tiempo en cita ineludible del puente festivo entre la Constitución y la Inmaculada.

De esta manera, los hinojoseros celebraban un evento que viene a preservar este rito ancestral que ha perdurado en el tiempo y que sirvió como práctica de subsistencia para muchas familias en el medio rural, cada año con menos presencia en Hinojosa, como en el resto de pequeños municipios de la provincia charra, por lo que más que nunca es recurrente "mostrar a los niños, y otros no tanto," una de las costumbres que gozó con gran arraigo entre los habitantes de Las Arribes y del Abadengo, comarca histórica a la que se encuentra ligada Hinojosa de Duero.

Si el año anterior le llegaba el turno a José Manuel Tabernero Frutos, en esta edición el puesto de Matancero de Honor le correspondía a Manuel Gamito Pata, a quien le correspondía el honor de proceder al sacrificio y posterior despiece del cebón, un marrano de capa blanca de 11 arrobas. Como ayudantes, el matancero tuvo a Juanma Frutos 'churrero', Juan Carballares 'cantero', Carlos Flores 'Basilio' y a Miguel Ángel Alburquerque, además del alcalde, José Francisco Baurista, que también se afanó en los primeros pasos de la matanza.

Pasadas las 11 de la mañana el protagonista de la matanza llegaba a la plaza de la Panera. Allí esperaban mayores y pequeños dispuestos a revivir o conocer esta tradición, un rito que en tiempos muy remotos y que durante los últimos siglos fue símbolo de fiesta en cada casa que tenía la suerte de contar con un marrano llegado San Martín.

Así que, ante la mirada perpleja de los niños y la extrañeza de algunos adultos, el cochino sucumbía a los pocos segundos en el tajo tras el tino del matancero con el cuchillo, momento que daría paso al convite de mantecados, perrunillas, torta dulce y aguardiente de La Ribera, productos que desfilaban por entre los corrillos de la plaza en una mañana de excelente temperatura.

En otra parte, el grupo de mujeres se afanaba en el corte de castañas que servirían de merienda, mientras Ángeles Frutos permanecía al tanto del caldo que cocía los garbanzos de la comida, también como tentempié antes del almuerzo, que bien caliente reanimaba los fríos estómagos de los presentes, con lo cual fue muy agradecido. Y entre tanto, matancero y ayudantes procedían al chamuscado del gorrino.

Paso a paso

Llegado el mes de diciembre retumbaba el sonido ?hoy para muchos desgarrador? del cochino sobre el tajo...

Tras dejar el tocino limpio de cerdas, la marrana regresaba al tajo para que el matancero y sus ayudantes comenzaran el despiece con la separación del manto, paso imprescindible que facilita el destripado, para pasar más adelante a la extracción de las costillas y espinazo, y así dejar al descubierto los lomos, y finalizar con el corte de jamones y paletas.

De cada uno de los pasos no apartaba la vista la chiquillería, más de una decena de 'rapaces' de todas las edades que no querían perderse el acontecimiento que tanto llamaba la atención de los mayores.

Y es que, ese es el principal objetivo que hace 15 años se marcara el Ayuntamiento de Hinojosa con la celebración de la Matanza Típica: que las generaciones actuales conozcan este legado que durante siglos fue parte trascendental en el sustento de sus antecesores, un pueblo en el que llegado el mes de diciembre retumbaba el sonido ?hoy para muchos desgarrador? del cochino sobre el tajo, aunque hasta hace unas décadas no era otra cosa que música celestial para las familias que lo escuchaban frente a sus puertas.

Mientras Mabel inmortalizaba con su cámara el momento, Pepi repartía el caldo y otras pastas entre el público asistente. Isabel Medina, Amor Nicolás, Isabel Holgado, Pepa Flores y Maribel Frutos, entre otras, ya habían dado cuenta de las castañas y ahora se afanarían en otras labores no menos matanceras como la limpieza de utensilios o el escaldado de patas y orejas para dejarlas limpias como una patena.

Y entre paso y paso, el momento del rito se tornaba en fiesta, como siempre fue la matanza, para concluir con un buen plato de garbanzos y la carne del marrano sobre la parrilla, magro y cuero a la brasa, morcilla y longaniza, y el sobrante del cochino, para la residencia de mayores, porque del cerdo, hasta los andares.

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