El ‘relato’, como moda

También en los distintos ámbitos de la vida pública determinados lenguajes se ponen de moda, se hacen virales ?en expresión, muy en boga hoy, dentro de ese mundo de la comunicación digital?, los utiliza todo el mundo, porque, de lo contrario, no se es moderno, o no se está al día, o ?utilizando un galicismo expresivo, acaso ya fuera de moda? "à la page".

Es lo que ocurre, por ejemplo, con el término "relato", un término manoseado en la actualidad por todo el mundo. Hoy, en cualesquiera de los campos de la vida pública, el "relato" está en boca de todos. Si hay un nuevo gobierno, se espera a ver qué "relato" tiene. Si se ha de realizar una exposición de arte, hay que construir un "relato". Si determinada institución proyecta una línea de actuación, sea del tipo que sea, se espera y se está atento a su "relato". Y, así, podríamos poner muchos más ejemplos.

Nada es posible hoy en nuestra sociedad sin un "relato". Porque, de lo contrario, llueven las críticas y se pone en cuestión la política, acción, programación, actuación de cualquier institución, organización o persona que la realice.

Y es que utilizamos la lengua, igual que la indumentaria, por oleadas de modas. El término "viral" ?ya comentado? define muy bien lo que le ocurre al relato y a otros términos, que nos visitan y, de repente, se ponen en boca de todos, para luego terminar languideciendo, cayendo en desuso y, por tanto, en el olvido.

Tal le ocurrió, por ejemplo, y volvemos a entrar en el ámbito de internet y de lo digital, al término "blog" y a su derivado "bloguero". Hubo un tiempo en que, si no se tenía "blog", no se era nadie, sobre todo en el ámbito de la cultura y en el de la literatura. Y proliferaron por doquier los "blogueros", como una especie de activistas salidos de no se sabe dónde.

Porque hubo un tiempo en que los lenguajes para "epatar" provenían desde las trincheras de lo que se llamaba postmodernidad y postmodernos. Pero tales posiciones parecen haberse quedado antiguas desde hace ya tiempo. Ahora los lenguajes se crean y se generan desde internet y todas sus derivaciones, como son, sin duda, las redes sociales.

Hay, en tales actitudes, no poco de pedantería y no poco de frivolidad, asimismo. Y, desde luego, falta en ellas una reflexión sobre el lenguaje como herramienta de expresión y de comunicación humana.

Porque, acaso, estemos en un tiempo en el que el único relato sea el de la inexistencia de relato, o el de una pluralidad de relatos que, por desgracia, es ahogada y no llega a la percepción de los ciudadanos comunes y corrientes.

Dime de qué hablas y te diré de qué careces, dice el antiguo y tradicional refrán castellano. Acaso nuestra esencial carencia sea, efectivamente, la de un relato que nos conduzca como individuos y como sociedad.

Aunque, desde luego, pese a que a no pocos les gustara y les interesara, no hay nunca relatos únicos, sino relatos múltiples, que coexisten y conviven, unas veces en equilibrio y en conflicto otras, en un mismo tiempo histórico.

Y, la mayoría de las veces, quienes están todo el día con el "relato" en la boca no suelen ser los más atentos a esa pluralidad de relatos que, en nuestro tiempo, como en todos, se producen en el ámbito de una sociedad que seguimos queriendo abierta.