Esto es broma, ¿o no?

Hubo un día en que un individuo humano tuvo la idea feliz y sorprendente de pintar unos animales en las paredes de una cueva para decir algo que quizás hoy se nos escapa; pasaron siglos y siglos y los individuos fueron perfeccionando el invento hasta llegar a dibujos más complejos que expresaban ideas, conceptos y que ahora cientos de siglos después los llamamos pictogramas y hasta logramos entender torpemente lo que el conjunto de ideogramas pudiera significar.

Con más siglos por medio el dibujo se hizo más preciso en su alcance y cada uno era portador de una palabra de forma que juntos y en orden podían significar frases enteras y se llamaron jeroglíficos, un arte casi sagrado y esotérico. Alguien y poco más tarde representó con dibujos los sonidos de esas palabras de forma que combinados con otros el lector podía repetir los sonidos y hallar el significado. Eran los logogramas, tan difíciles ellos para la mente occidental.

Y casi finalmente alguien y su grupo, con la colaboración de otros grupos, inventaron una serie de trazos que correspondían, cada uno, a un sonido y que juntos formaban palabras que unidas organizaban frases enteras llenas de sentido para el que estuviera en el secreto de esas letras, de sus sonidos, de sus equivalencias y de sus significados. Era, y es, un sistema muy complejo y a la vez enormemente simple, que permite muchas variantes de forma que ha dado lugar a miles de combinaciones llamadas idiomas. Y en ello estábamos.

Manteníamos algunos ideogramas como el stop o los números o los dedos de la mano en forma de V y algunos jeroglíficos como los que hay en la primitiva fachada de la Universidad de Salamanca, si así se pueden llamar, pero el sistema de letras e idiomas parecía definitivo e inamovible.

Pero un día alguien abrió una antigua puerta, siglos cerrada, era el 19 de septiembre de 1982 cuando el científico Scott Fahlman propuso el uso de la secuencia de caracteres :-) para expresar aprobación y alegría. Y ahí empezó todo hasta los modernos e interminables emoticonos (emoción+icono: señal de emociones).

Y ahora pregunto, ¿esto es un adelanto sobre algo o es una vuelta cómoda y simple a las cavernas?

Hay que reconocer que la combinación de trazos diversos, que entre nosotros son nada menos que veintisiete, supone gran fatiga y no poco conocimiento; por eso si el tiempo apremia, si se quieren evitar molestias, si el nivel bajo es el que me va?, pues pongo emoticones y me evito palabras, concordancias, sintaxis y hasta ortografías. No hay quien dé menos por un dibujo de nada, pero así está el mercado de la comunicación entre humanos. No interesan los matices ni las referencias ni la fineza en el decir ni las suaves ondulaciones en el juego entre palabras y emociones. No. Se pega un emoticón y caso cerrado. Altamira es más expresiva y denota, en principio y sin querer apurar este argumento, mayor cavidad craneal. Con perdón.

Pero es cierto. Tú, por ejemplo, das una noticia, brevísima por supuesto, pero cuidada y hasta con tildes y con sentimiento bien expresado y esperas, de vuelta, cuatro palabras pensadas y cargadas de algún sentimiento explícito, personalizado y hasta artesanal, pero a cambio recibes, ¡al segundo! porque no hay que pensar nada, veinte emoticones puestos en fila que parecen una procesión de neandertales sin capacidad de expresión verbal. Y a ti, que pusiste dos comas y tres tildes y hasta repensaste el texto y cambiaste al final una de las seis palabras, se te queda un aire de tonto que no sabes qué hacer con él. Tanto para tan nada.

Repito, esto es una broma, ¿o no?.