De otra manera

Podemos nos ilusionó o amedrentó; pero, a todos, nos parecía que era una nueva forma de hacer política, una forma de diagnosticar el problema que nos parecía muy correcta, estuviésemos en contra de sus soluciones o a favor; en definitiva, era una fuerza que acogía el ansia de los ciudadanos por una política diferente.

Con Podemos, o sin ellos, los resultados electorales, la vida política, la necesidad de los ciudadanos puesta de manifiesto de diferentes maneras, nos hacer ver la imparable existencia de un cambio, de una nueva era en la que la política debe de hacerse de forma diferente, en la que se acabe la política conocida hasta ahora por una política en la que se demuestre otra forma de hacerla, una manera nueva, diferente, en la que se observe que se pueden hacer las cosas de otro modo, que las estructuras, las maneras y las formas sean diferentes, sinceras e incluso, dolorosamente, coherentes.

Resulta triste observar cómo los partidos que venían a regenerar la política se están mimetizando, haciendo las cosas como hasta ahora, negando la realidad, intentando acallar al mensajero, imputando manipulación, actuando igual que otros en su momento, haciendo exactamente lo mismo que criticaron, en las formas, en los modos y en los fondos. Si Espinar se lucró o no, si estuvo bien o mal, da igual, lo que se demuestra es que hacen lo mismo que el PSOE y el PP cuando les pillan con el carrito del helado, actúan negando la evidencia, sin asumir responsabilidades, imputando al mensajero, echando la culpa al carrito, al helado, a su sombra, pero igual que lo anterior; y, así, así sí que no se demuestra que es posible hacer las cosas de otro modo, de otra manera.

Los ciudadanos no saben o no les interesan las izquierdas o derechas, no les toca si rojo o azul, lo que quieren es personas coherentes, limpias, que mantengan la palabra dada, que pidan perdón, asuman responsabilidades, actúen con transparencia, no que les presenten sus declaraciones de la renta, sino que vivan como hablan, que demuestren que las cosas se pueden hacer de otro modo.

Desde VOX a Podemos, pasando por PP y PSOE, no se acaba de demostrar que se puede cambiar la forma de hacer política, que se pueden cambiar las cosas cambiando la manera de hacerlas y que eso no tiene que ser a gritos, a lo bruto, sino dialogando, desde el disenso pero el respeto, con diferencias pero aunando objetivos.

Ahora, desde Europa se nos pedirán nuevos esfuerzos, no nuevos recortes sociales, sino ajustes contables y todas, absolutamente todas las fuerzas políticas en el parlamento dirán que es imprescindible subir impuestos, meternos la mano en el bolsillo. Algunos hablarán de recortes sociales, otros de austeridad; pero, ninguno, absolutamente ninguno dirá que esos recortes, esa austeridad, esos ajustes se pueden hacer reduciendo políticos, ajustando sus sueldos, acabando con sus privilegios, limitando su número, su magra. Y, mientras tanto en lugar de buscar otras formas de hacer política todos ellos se subirán los sueldos, aumentarán sus asesores-amigotes que precisan un sueldo, incrementarán sus privilegios o sus prebendas, en lo que nos dan nuevos hachazos, nos vuelven a meter la mano en el bolsillo y nos dan una nueva vuelta de tuerca, aunque eso nos lleve a seguir pasándolo mal. ¡Total ellos no lo pasan!.... y luego dirán que no nos tratan como "perritos sin alma", que no les gusta la expresión. Pues, cambiad las cosas, que sí se puede hacer.

Habrá que estudiar la desafección ciudadana de la política, dirán que hay que buscar el atractivo del ciudadano, y se irán a la mercadotecnia para ello, cuando el "perrito sin alma" lo que quiere es vivir tranquilo y que, quien haga política, demuestre que las cosas se pueden hacer de otra manera.