Laboratorio político

Sí es cierto que el pueblo español viene participando activamente en la política. Desde la transición acá lo venimos haciendo. Pero hasta el día de hoy nunca asistimos a una política tan de laboratorio (la de la transición debió ser tanto o más, pero esa nos llegó más en diferido). Tantas fórmulas juntas para combinar. Y posibles resultados imprevisibles después de esas combinaciones de laboratorio. No es para nada baladí llegar a inventar de nuevo la aspirina, el LSD, o la viagra ilusionante. Y a eso mismo se enfrascan los partidos y los líderes de estos. Nunca se hicieron tantas y tantas cábalas y los resultados fueron tan inciertos.

El espectáculo merece la pena. Asomados al balcón del periódico, de la tele o la radio, asistimos a unos derroteros casi diarios que transforman al instante la medio secreta alquimia del experimento. Un día parece salir tranquilizador el producto, otro euforizante, otro inocuo, y así estamos inmersos en la mayor incertidumbre. Sin saber qué nos vamos a tomar como remedio. Pacientes, pacientes, con intranquilidad más o menos disimulada (pero así debe ser un buen paciente, paciente), aunque esperanzados de que se dé con el producto apropiado.

La verdad que con esto que sucede ahora mismo hemos salido ganando otro espectáculo más a incorporar a los que ya teníamos (fútbol, películas, procesiones, verbenas, terrazas de verano). Nadie anda ajeno al trajín informativo. Nosotros cumplimos de sobra con ir a votar, y ahora el espectáculo nos lo dan ellos, los elegidos (Elegidos). Hacen en el laboratorio que les hemos entregado las fórmulas y combinaciones más variopintas. Nosotros, desde luego estupendamente entretenidos y desde la barrera, expectantes a ver qué fórmula validan y nos la hacen beber luego. Si nos sale con barba, san Antón (que diría la siempre espabilada Herminia, la única persona que conocí que tuvo militancia y carnet de hasta tres de nuestros partidos de relevancia) si no, la Purísima Concepción, o el santo coño insumiso aquel, irreverente, del reciente escarnio malagueño.