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Antonio Pérez, señor de San Fernando
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ÓBITO (POR PACO CAÑAMERO)

Antonio Pérez, señor de San Fernando

Actualizado 23/09/2016
Redacción

Con don Antonio Pérez se va el último prototipo de lo que fue ganadero de Salamanca, algo que era un signo de distinción y le hacía llevar el don por delante

Por PACO CAÑAMERO

Con don Antonio Pérez se va el último prototipo de lo que fue ganadero de Salamanca, algo que era un signo de distinción y le hacía llevar el don por delante. Con él se va el último, que lo hace poco más de una semana de hacerlo su primo Alipio y se cierra la puerta de lo que siempre fue esta tierra. Porque ya se han ido todos lo Galache viejos, los Cobaleda, los Sánchez Rico, los Muriel y también con la marcha de don Antonio se va el último Pérez Tabernero, de los de antes. De los que nacieron y murieron siendo ganaderos de bravo.

Desde hoy ya todo es historia de un pasado de esplendor, tan alejado a la actualidad cuando los ganaderos, en su mayoría, trabajan en la capital y los fines de semana van al campo para estar al tanto de las cosas. Lo de antes, como ha sido don Antonio Pérez, era distinto. Porque hasta hace pocos años a poco de romper el alba ya estaba levantado para subir al caballo y ver cómo estaban los ganados. Da igual en verano, que se aprovechaba la fresca, pero muy duro en invierno con aquellas heladas que candaban las charcas y colgaban de pinganillos los canalones.

Se le echará de menos en las mañanas de Plaza Mayor, a las que acudía hasta hace poco tiempo para hablar de toros con los amigos, siempre con su porte marcado por la sobriedad charra, sin alharacas y natural. Pero sobre todo la dehesa de San Fernando pierde a su señor, a quien allí supo sentar los pilares del toro moderno e incluso de la ganadería actual con etapas importantísimas, más que en ninguna en las pasadas décadas de los 60 y 70.

Bajo el peso del prestigio que gozó su padre y llamándose igual que él, don Antonio se hizo ganadero por cuenta propia en 1942 con el hierro de Pérez Angoso. Años después heredó el famoso de AP, que lo mantuvo en primera línea durante un montón de años, coincidiendo con el esplendor del Cordobés, quien varias temporadas le mataba las camadas enteras. También El Viti, otro torero al que estuvo muy vinculado. Más tarde esta ganadería estuvo muy ligada a la carrera del Niño de la Capea. Todo en la época que gozó de unánimes reconocimientos y a las estanterías de la casa ganadera fueron a parar infinidad de premios.

Padre de familia numerosa, la vida le golpeó con dureza al perder a su hijo Ángel -que vivía con pasión lo relativo al mundo del bravo- en un accidente de tráfico. Hombre eminentemente campero ha dicho adiós y, desde hoy, en San Fernando se adueña el luto con el adiós de este nombre sagrado en la historia del Campo Charro. En esta historia tan hermosa en la que Antonio Pérez-Tabernero Montalvo fue otra referencia y el último superviviente unos hombres que escribieron la leyenda de la Salamanca ganadera.

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