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Vírgenes de septiembre
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Especial fiestas

Vírgenes de septiembre

Actualizado 09/09/2016
Juan Francisco Blanco

Tres ejes esenciales del culto popular a la Virgen hacen girar liturgias de tradición arraigada en nuestros pueblos con vistosas celebraciones

Vírgenes de septiembre | Imagen 1Juan Francisco Blanco

Director del Instituto de las Identidades de la Diputación de Salamanca

En el entorno mediterráneo judío, cristiano y musulmán ?monoteísta por consiguiente y extraordinaria y radicalmente patriarcal y machista? el catolicismo ha supuesto siempre la vía de redención de un matriarcado latente, que encuentra en las devociones marianas una válvula de escape imprescindible, aunque a veces desbocada, cabalgando a lomos de la religiosidad popular. No en vano algunos musulmanes configuran la Trinidad con el Padre, el Hijo y la Virgen María, ignorando al Espíritu Santo.

Tres ejes esenciales del culto popular a la Virgen hacen girar liturgias de tradición arraigada en nuestros pueblos con vistosas celebraciones, plenas de elementos identitarios: Pentecostés, en la primavera, la Asunción, el 15 de agosto, y la Natividad de María, el 8 de septiembre.

En el primero de ellos, Pentecostés, arrancan los cultos naturalistas de las romerías primaverales. En el segundo, la Asunción o Nuestra Señora o Santa María de Agosto ?como se decía en siglos pasados?, se concentran las ceremonias de la gratitud popular, morfológicamente asociadas al ofertorio, en el cénit del ciclo de la cosecha. En el tercero, la Natividad de la Virgen María, se asientan tres grandes patronazgos salmantinos: el de la ciudad, con Santa María de La Vega; el de la provincia, con Nuestra Señora de la Peña de Francia y el de Béjar y su sierra, que mira a ambas vertientes, con Nuestra Señora del Castañar.

La Virgen de la Cuesta

Los dos últimos, curiosa y no casualmente, instalados físicamente en elevaciones naturales, convertidas así en montañas sagradas de la espiritualidad salmantina.

Hay vírgenes de rango más local pero no menos interesante. Sobresale por su especial plasticidad, la Virgen de la Cuesta, en Miranda del Castañar. La procesión de los candiles, la víspera por la noche, y el ofertorio y la danza ?con el magisterio imprescindible de su bobo? al día siguiente, proporcionan razones de peso para contemplar la tradición viva y vigente en su contexto, que siempre proporciona una autenticidad desvaída cuando se extrapola a un escenario y un festival folclórico (que no dejan por ello de cumplir su cometido).

Vírgenes de septiembre | Imagen 2La Virgen del Árbol, en Mieza

También es digna de contemplación la Virgen del Árbol en Mieza. El ofertorio vespertino en la plaza, con la sucesión de familias ofrendadoras, que salen de los cuatro puntos cardinales de una plaza concurrida, encabezados por el alcalde y la mayordoma, con sus roscas de almendra y de pan, para ofrecer primero y pujar finalmente por lo ofrecido. Y de remate, un baile de rosca y el baile de la bandera, ejecutado por jóvenes y mayores en admirable ejercicio de destreza y de apego y respeto a las raíces.

Otras vírgenes menores ?no por la intensidad devocional sino por la espectacularidad y la concurrencia de personal? son la Virgen del Castillo, en La Encina de San Silvestre y que también convoca a Villaseco de los Gamitos. Su ermita y su plaza de toros, de factura lítica y primitiva, componen un espacio cultual cargado de energía ancestral. La Virgen del Carrascal, en Cespedosa de Tormes, y la de los Reyes, en Villaseco de los Reyes, completan el paisaje mariano de esa celebración.

He aceptado la invitación de Salamancartv al Día con el ánimo de llevar a sus pantallas algunos lugares y rituales, parte de una espiritualidad a flor de piel, que encarnan ciertas claves de la identidad salmantina y que todos deberíamos vivir en primera persona, como si se tratase de un mandamiento de la ley de la salmantidad. Anímense a cumplirlo pasado mañana.

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