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Actualizado 05/08/2016
José Antonio Mirón

Ahora que estamos en el periodo estival vacacional en el que debemos pasar horas a la sombra y estar acompañados de una botella de agua para hidratarnos. Es tiempo propicio para reflexionar e intentar ver con tranquilidad las similitudes y las diferencias entre dos de los pilares básicos de cualquier Sociedad avanzada y moderna, Educación y Sanidad.

Las similitudes están bastante claras, dado que ambos pilares fortalecen dos ámbitos sociales con implicaciones de gran trascendencia en la vida de los ciudadanos. La Educación es el elemento más determinante para la vida de las personas por ser un recurso necesario para la integración tanto laboral como social y, por tanto, con gran influencia en el progreso socioeconómico de las personas y la Sociedad.

Por su parte, la Sanidad o la Salud tiene gran trascendencia porque se trata de un recurso para la Vida y, como sistema social, componente que facilita el desarrollo y progreso de los individuos y la Sociedad. Ambos son elementos transversales básicos y fundamentales para el desarrollo, el progreso y la innovación.

Respecto a las diferencias, en el momento actual, existe una evidencia significativa, la Educación es el gran fracaso de la transición política, mientras que la Sanidad ha avanzado de tal forma que actualmente los españoles disfrutamos de uno de los Sistemas Sanitarios más avanzados y efectivos del mundo. Ni los EEUU disfrutan de un sistema sanitario tan accesible, universal y equitativo como nuestro Sistema Nacional de la Salud (SNS). Si bien, hay que ser consciente que tiene déficits, como la atención a la cronicidad y mejorar la prevención y la rehabilitación.

¿Cuál ha sido la causa-raíz de esta diferencia entre estos dos pilares básicos para un país?. En mi opinión, aunque puede haber muchas causas y factores como ocurre en la mayor parte de los eventos sociales que son complejos. La diferencia entre ambos está en el Consenso establecido y respetado que ha existido en Sanidad desde 1986, año de promulgación de la Ley General de Sanidad y que se ha prolongado con acuerdos básicos a través del Consejo Interterritorial de la Salud. Esta realidad ha propiciado su avance, su progreso e innovación, al no desviarnos de lo fundamental y, mejorar la atención y la situación sanitaria de los españoles. Sin embargo, en Educación han existido excesivas reformas, por los diversos conflictos de interés ideológico, que han fomentado la desconfianza entre sus actores principales, profesores, padres y alumnos. Todas estas reformas tenían como objetivo, utilizar a la Educción, algo propio y característico de países de segunda división democrática. Pero ahora estamos a tiempo de desarrollar un Consenso Nacional que es imprescindible para avanzar porque su déficits están condicionado y creando dificultades a otros sectores, como la sostenibilidad del SNS por la excesiva demanda innecesaria; pero también a la Justicia, con muchos pleitos cuya causa está en los déficits educacionales de los contendientes.

Para mejorar la Educación, lo primero es conseguir un Consenso Nacional y, una vez conseguido el marco, empezar a revalorizar la autoridad académica del profesorado de primaria y secundaria y, simultaneamente, realizar procesos formativos nacionales tipo MIR/DEP (Docentes en Prácticas según Libro Blanco). Para los alumnos es necesario fomentar el mérito y la capacidad con becas asociadas a sus resultados y no a los socioeconómicos de sus familiares. Las becas deben estar destinadas a los alumnos y no a los padres, aunque para preservar la equidad y la justicia deben existir becas sociales. También, regular el acceso a la Educación Superior (Universidad) a través de una prueba única que garantice la igualdad de oportunidades sin sesgos geográficos y/o autonómicos.

Con estos cambios básicos se reducirán en los próximos años las diferencias significativas que existen actualmente entre la Sanidad y la Educación, situación que no es saludable ni recomendable para poder avanzar en Justicia Social?

JAMCA

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