Por un plato de lentejas

Además de términos como almóndigas, cocretas, murciégalo o toballa, ya reconocidas por las Real Academia de la Lengua Española y por cuya utilización más de uno fue tachado de cateto cuando no suspendido en algún examen de Bachillerato, otras muchas palabras como backstage (camerinos); selfie (autofoto); footing (correr); friki (adicción a algo); ebook (libro electrónico) o crowdfunding (micro mecenazgo) forman ya parte de nuestro vocabulario habitual.

También otros términos más exóticos como "petromonarquía" o "petrodólares", para referirse a regímenes y monedas de cambio generalmente ubicadas en el entorno del Oriente Próximo, una región siempre convulsa. Y procedente de uno de los países allí situados visito recientemente algunos países europeos el viceministro de Petróleo iraní Abbas Kazemi, para hacer negocio cargado de petrodólares como un atrasado Santa Claus.

Irán logró que Occidente levantara, el bloqueo económico internacional al que ha estado sometido durante varios años a cambio de cumplir el acuerdo sobre su programa nuclear. Pero las naciones de Occidente, guardianas de la democracia y los valores ancestrales, no han exigido ninguna contrapartida orientada a mejorar la vida de la sociedad civil iraní, de sus mujeres, de sus niños, de los homosexuales o lesbianas, de los periodistas, etc.; nada de nada. Todo se justifica en pro de la seguridad mundial y la economía.

Argumentos de respeto a la cultura fue el esgrimido por la comisión iraní que visito Roma y Paris para ofrecer suculentos contratos a empresas italianas ? 17 millones - y francesas ? 11 mil millones - cuando recomendó que se cubrieran los desnudos en obras de arte y se suprimieran las bebidas alcohólicas en las comidas. ¡Respeto a la cultura! Increíble, pero cierto. Lo más triste es que ambos gobiernos europeos cumplieron escrupulosamente la recomendación sin objeción alguna.

Tampoco España se libró de esta oleada de inversiones procedentes de la antigua Persia, el señor Abbas Kazemi nos visitó con intención de construir en nuestro país una refinería. Según el Ministro de Asuntos Exteriores en funciones, y aunque aún no es definitivo, se localizaría en las proximidades de Algeciras. Imagino que tampoco se sirvió vino en las comidas. ¿Generosidad iraní? No, la inestabilidad en el Oriente Próximo hace recomendable construir refinerías lejos del país como lo han hecho ya en Indonesia y Brasil.

Y uno se pregunta ¿cuándo las autoridades europeas y españolas visiten Irán a las mujeres ser permitirá quitarse el chador, se suprimirán las ejecuciones públicas, los periodistas podrán informar sin censura, los homosexuales podrán pasera por las calles? ¿se podrán construir templos cristianos? Todo ello, claro está, por respeto a nuestra cultura.

En mi opinión no se trata de un respeto a la cultura iraní sino a los textos del Corán leídos con una gran carga de fundamentalismo. El problema es que en los países musulmanes no existe la separación de poderes de los países europeos, son teocracias y por tanto cultura, religión y política son una misma cosa.

Si las trasnochadas recomendación del gobierno iraní me sorprenden, me parece increíble la vergonzosa sumisión de las autoridades italianas, francesas y españolas. Jacob compró a su hermano Esaú la primogenitura por un plato de lentejas ¿cuál es el precio de la dignidad de occidente? ¿Derechos Humanos frente a petrodólares, cultura frente a suculentos contratos comerciales?. ¡Qué pena!

Por todo esto hoy quiero hacer mías las palabras pronunciadas por el educador de origen brasileño Paulo Freire: lo que la humildad no puede exigir de mí es mi sumisión a la arrogancia y a la rudeza de quien me falta al respeto. Lo que la humildad exige de mí, cuando no puedo reaccionar como debería a la afrenta, es enfrentarla con dignidad.