Desajustes estomacales

Mira que está feo el panorama político. El tinglado que tienen que resolver Rajoy, Pedro Sánchez, Iglesias, lo de Cataluña. La de pactos que les están quitando el sueño para poder agarrar las riendas (o la patata caliente) de este país. Es una encrucijada histórica, reflexionan algunos. Nadie sabe qué va a pasar pero algo tiene que pasar y pronto. A mi, de momento, lo que me preocupa son los desajustes estomacales con tanta cena, comida y picoteos varios. Me siento desafinado, con el cuerpo descaminado y la mente desorientada. Necesito volver a la rutina ya mismo.

Y lo acaba de arreglar la noticia del cierre de Cervantes. Todo el personal de Letras tenemos nuestras historias particulares con la librería icono de Salamanca. Todos tenemos nuestras películas sentimentales con su universo, con su perfume. Y nos duele mucho que termine este idilio porque es nuestra biografía. Es como si nos quitan el álbum de fotos de nuestra juventud, con aquellas chicas del grupo, con los pantalones campana, con aquellas greñas, con aquella delgadez? Entramos en un Alzhéimer cultural que nos aboca a la laxitud del borrego. Nos duele todo esto, pero es la rotunda verdad de que nada es eterno, incluso lo que lo parece.

Estoy pensando meter en una coctelera cositas de Flutox, Motosol, Frenadol, Bisolbón, Flumil forte, Streplis, Cintafox, Bisolbónfren, Bisolbóngrip y Liziparina, agitarlo un poco y al gaznate?y a dormir. Como Sócrates. Que en paz esté.